sábado, 20 de febrero de 2021

Simon Gronowski, músico, abogado y superviviente del Holocausto

 


El personaje que hoy ocupa este rincón no es un músico mundialmente famoso pero si es un músico enormemente apreciado por sus vecinos, y su vida ha inspirado una ópera que lleva su nombre.

En la primavera y el verano de 2020, cada noche desde la llegada de la pandemia, Simon Gronowski, un superviviente de la persecución nazi de 89 años, ha abierto la ventana de su apartamento de Bruselas, se ha sentado al piano y ha tocado piezas de jazz. Todavía recuerda que la primera que tocó fue “On the Sunny Side of the Street” de Louis Armstrong, un tema cuidadosamente elegido para recordar a sus vecinos que fuera hay calles soleadas por las que volveremos a pasear un día.

 Simon Gronowski vivió, hace 78 años, un confinamiento mucho peor que el actual. Ha contado su vida en un libro titulado “El niño del convoy número 20” que lamentablemente no está traducido al castellano. En 1943, su familia, de origen judío, vivía escondida en Bruselas, hasta el día en que los nazis que habían ocupado Bélgica llamaron a la puerta a la hora del almuerzo. Les habían denunciado.

Su madre, su hermana y él fueron detenidos, conducidos a la sede de la Gestapo y después trasladados al campo de Malines hasta el 19 de abril, cuando les montaron en un tren : « Era un vagón de ganado, el convoy número 20. Dentro íbamos 1.600 hombres, mujeres y niños». Ese tren ha entrado en la historia como el único que la Resistencia intentó parar poniendo un artefacto en la vía con una luz roja, para avisar al maquinista. Les dio tiempo a abrir un vagón y salvar a 17 personas, después escaparon perseguidos por los disparos de los SS.

Su  madre le despertó cuando era noche cerrada, la puerta del vagón estaba abierta, la gente saltaba fuera, su madre le sostuvo de la mano hasta que sus pies tocaron el suelo, luego escuchó que le decía “El tren va demasiado rápido” y oyó a los nazis que gritaban al maquinista que parara. Su madre le dijo que corriera. Y Simon corrió toda la noche por el bosque: « Salté para obedecerle. Si no hubiera saltado habría muerto con ella en la cámara de gas ».

Acogido por la familia de un gendarme que en lugar de denunciarle le llevó a Bruselas, donde permaneció escondido en casa de unos amigos hasta el final de la Ocupación. El 3 de septiembre de 1944 se reencontró con su padre, que no se encontraba en la casa el día que les detuvieron y que fue incapaz de sobrevivir al conocer el destino de su mujer y su hija. En la primavera de 1945 Simón era un huérfano de 16 años que empezó a vivir solo en la casa que había sido de sus padres. Alquiló habitaciones para pagarse los estudios y a los 23 años se licenció en derecho. Al mismo tiempo, y en memoria de su hermano, comenzó a aprender piano de manera autodidacta. Eligió el jazz como forma de expresión. Empezó tocando para los amigos hasta que la música pasó a ocupar un lugar decisivo en su vida.

Poco a poco, Simon Gronowski se convirtió en una voz importante de la memoria del Holocausto en Bélgica. Ha publicado su historia, la ha contado en las escuelas… hasta que llegó a oídos del compositor británico Howard Moody, quien la ha convertido en una ópera

Pero Simon también ha podido cumplir un viejo sueño. Entrevistado por un periodista estadounidense le confiesa que su mayor ilusión sería poder tocar con Woody Allen, el realizador que toca con un grupo de jazz. A los pocos días, recibe una llamada de Woody Allen, quien le envía un billete de avión y le invita a acompañarle en un concierto en Manhattan en 2018. Al año siguiente, se vuelven a reunir en Bruselas para tocar juntos. 

 

Tocando con Woody Allen 2019 Bruselas: https://youtu.be/g3U-5uCyXN8

 


Simon repite que su vida está jalonada de milagros « gracias a la música”. En otra entrevista, esta vez con una periodista del New York Times, le explica que su preferido es el grupo Tuba Skinny, que hace música “al estilo de Nueva Orleans en los años 1920 y 1930”. La periodista contacta al grupo que propone a Simon una nueva colaboración. Como entre tenato ha llegado la  pandemia la actuación se hace « por Zoom. He tocado con una orquesta que se encontraba a ocho mil kilómetros de mi casa “.

Confinado todavía en Bruselas, Simon Gronowski ha hecho una pausa en sus conciertos nocturnos, ha cerrado la ventana a causa del frío. Pero ha prometido regresar en primavera y mientras tanto ha dejado un mensaje: “No hay que perder la esperanza y hay que luchar por la felicidad”.

En este enlace, Simon Gronowski cuenta su vida (en francés):

https://youtu.be/IEhRZ0juOqA

 

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