La familia Rockefeller quiere recuperar el enorme tapiz que reproduce el cuadro « Guernika”, pintado por Picasso en 1937 y emblema de la guerra civil española, y que desde hace tres décadas presidía, prestado, la entrada del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pese a las peticiones en contra de los más altos responsables de la ONU y de numerosos diplomáticos y representantes de varios países.
El emplazamiento del tapiz, ante el que diariamente
han estado pasando embajadores, ministros y presidentes de todos los países del
planeta, tenía como objetivo recordar la tragedia y la inutilidad de la guerra.
La decisión de recuperarlo la ha tomado su propietario
actual, Nelson Rockefeller Junior. Para el portavoz de la ONU, Stéphane
Dujarris, se trata de un momento “verdaderamente triste. Sin el tapiz, esa
pared carece de sentido. Y colgado en otro lugar, el tapiz perderá gran parte
de su valor”. El portavoz ha añadido que
ni las cartas, ni las llamadas telefónicas efectuadas por el Secretario general
y otras autoridades “han hecho cambiar de idea al propietario”.
Según la información
de France Télévisions, que ha preguntado, sin obtener respuesta, a la Oficina
de la familia Rockefeller y al Centro de Archivos Rockefeller si tienen
previsto venderlo, el tapiz – copiado de
la obra de Pablo Picasso que representa el bombardeo de la ciudad vasca de Guernica el 26 de abril
de 1937 por los aviones de la Alemania nazi y la Italia fascista- fue un
encargo efectuado en 1955 por el patriarca Nelson Rockefeller, célebre
filántropo republicano, al taller de la
artista textil francesa Jacqueline de La Baume-Dürrbach, con quien el propio
Picasso colaboró a partir de 1954 y donde se realizaron hasta 27 tapices de
obras del artista malagueño, entre ellos los del “Guernika”, “Los arlequines” y “La joven con la mandolina,
todos adquiridos por importantes museos
y grandes coleccionistas, como Rockefeller.
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