martes, 9 de febrero de 2021

“El ombligo de Guie’dani”, una película sobre la identidad


Opera prima del alicantino nacionalizado mexicano Xavi Sala, considerada por la crítica mexicana como el contrapunto de “Roma” (la película de 2019 de Alfonso Cuarón, Oscar a la mejor película extranjera y al mejor director, Globo de Oro, León de Oro en Venecia y David de Donatello en los premios del cine italiano), tengo que confesar que yo he pensado más en “Parásitos” ( del surcoreano Bong Joon.ho, Oscar y Palma de Oro en Cannes 2019). Y también en todas esas magníficas películas inglesas que cuentan historias de finales del siglo XIX y principios del XX, cuando los criados vivían abajo y los señores arriba.

 

 En cualquier caso, y como muy bien dice su realizador  “es una película sobre la identidad, pero también sobre el clasismo, el racismo y la discriminación de los pueblos originarios en la sociedad mexicana actual”.

 

“El ombligo de Guie’dani”, que llega a las pantallas españolas el viernes 12 de febrero de 2021, ya ha recogido los primeros galardones en el Festival Internacional de Cine de Morelia (Mención Especial a la mejor actriz,  Sótera Cruz, no profesional de 15 años) y en el Cine Iberoamericano de Huelva (Premio Radio Exterior de España).  

  Guie’dani, una niña indígena zapoteca, y su madre Lidia (Erika López), entran a trabajar como empleadas domésticas en una familia acomodada de la Ciudad de México. La supuesta bondad del matrimonio, y los dos hijos adolescentes es la cara amable de la hipocresía, los prejuicios y el racismo que hay en el fondo de la historia que repite todos los clichés del género: la casa tiene dos plantas y cuartos espacioso mientras que en la habitación que comparten madre e hija solo cabe una cama, sus platos y cubiertos se encuentran en un cajón diferente, la ropa que les regalan es la que iban a tirar, a la niña se le prohíbe disfrutar del jardín y los juegos que hay en él.

Lo que para Lidia, la madre, representa una especie de golpe de suerte, la posibilidad de salir del pueblo, ganar un dinero y probablemente un futuro diferente para su hija, para Guie’dani es en primer lugar desarraigo –ella quiere volver al pueblo con su abuelita que le enseña el dialecto- y después humillación. La niña pertenece a una generación nueva, que no se conforma con el destino que le tienen preparado sus mayores y que no está dispuesta a repetir el trayecto que recorre su madre. Guie’dani no sabe lo que será de mayor, pero está segura de que no será sirvienta. No es una película nostálgica, es la película de una rebelde.

 

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