« Me llamo Max Isaksen…Cuando
veas esto ya estaré muerto ». Un hombre de mirada triste tras los
cristales de unas gafas está hablando a una cámara, sentado en un sillón
delante de la ventana que deja ver un sugerente bosque.
Es el comienzo de “Plan de salida”
(“Suicide Tourist”, como tantas otras veces, la adaptación del título original -posiblemente
un ejercicio de autocensura de quien quiera que sea el responsable, hay palabras como suicidio que no están bien
vistas-no le hace ningún favor a su posible difusión), segunda colaboración para
la gran pantalla,después de “Cuando despierta la bestia”, del realizador danés Jonas
Alexander Arnby y el escritor de la misma nacionalidad Rasmus Birch.
Drama de suspense clásico con
pinceladas de terror sobre el fenómeno del “turismo de suicidio” –una vertiente
más de la eutanasia, personas que viajan de su país, donde el suicidio es un
delito, a otro en el que es legal-, asunto
que como sabemos está sujeto a enormes controversias en el mundo occidental; en
muchos lugares de oriente ni siquiera se plantea como problema, aunque sí es
cierto que forma parte del pensamiento filosófico de diferentes escuelas.
A Max Isaksen (interpretado por
la estrella de « Juego de Tronos » Nikolaj Coster-Waldau) le han diagnosticado un tumor cerebral que no
puede operarse. En plena crisis existencial, en el dilema entre el suicidio o dejar
que el tumor siga su curso y pueda convertirle en alguien privado de
facultades, Max opta por recurrir a una organización llamada Aurora que lleva a
cabo suicidios asistidos en un elegante hotel escondido en las montañas nevadas
de, no está claro si se trata de Noruega
o delo Alpes suizos; en todo caso, en el lugar asistimos a una maravillosa
aurora boreal.
Durante su estancia en el hotel
en los dos días de preparación al suicidio, Max conoce a otras personas que se
encuentran en su misma situación, y también se da cuenta de que no todo es tan
blanco y aséptico como dice la publicidad del lugar.
Con marchas atrás en la narración,
para recordar la feliz vida en pareja del protagonista (la sueca Tuva
Novotny, “Una guerra”, “McEnroe”, es la esposa), las pruebas que le realizan en
el hospital antes de comunicarle el terrible diagnóstico y el proceso personal
hasta adoptar la decisión final, después
de varios intentos fallidos el personaje decide acudir a la fórmula del
suicidio asistido.
La película “Plan de salida”, que empieza como una fábula moral bastante
negra, a partir de la llegada al hotel se transforma en algo muy cercano a la
ciencia-ficción, casi como si fuera un juego de rol, bien dirigido y bien
interpretado pese a la frialdad de la narración, tan “nórdica” y tan alejada de
los parámetros en que nos movemos las gentes del sur mediterráneo.
Incluso reconociendo, como es mi
caso, el derecho a poner fin a la propia vida, no resulta fácil empatizar con
ese aspirante al suicidio al que no parecen afectarle gran cosa ni el frío ni
el calor (literales y también metafóricos), que parece no saber sufrir ni
angustiarse.
“Plan de salida”, película
existencial que no responde a casi ninguna de las preguntas trascendentales,
probablemente porque tampoco era la opción de su realizador, puede verse ya en
las plataformas de pago Movistar, Apple TV, Rakuten, Filmin y Vodafone.
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