Tiananmen, 5 julio 1989. Foto Stuart Franklin |
Oficialmente
a causa de la pandemia, en Hong Kong no se ha conmemorado este 4 de junio la
masacre de la Plaza de Tiananmen con la concentración que desde 2007 ha reunido
a más de diez mil personas que participaban en una vigilia a la luz de las
velas en la noche del 3 al 4 en el Parque Victoria, en pleno corazón de la
excolonia británica, en homenaje a los miles de muertos que cayeron bajo las
balas de los soldados chinos en 1989 y que –escribe la corresponsal del diario
francés Libération, Anne-Sophie Labadie- “es un barómetro político anual”. A falta de poder concentrarse, distintos
grupos de la oposición han convocado a los honkoneses a encender velas en sus
ventanas, y en todos los lugares en que les sea posible, a las 20 horas.
Este
año, por razones sanitarias, las reuniones de cualquier tipo no pueden
sobrepasar la cifra de ocho personas. Para la oposición al régimen autoritario
de Pekín se trata de otro ejemplo más del constante aumento de las
restricciones en materia de libertad de opinión y de expresión que garantiza el
estatuto de “un país, dos sistemas”, firmado por los gobiernos del Reino Unido
y China cuando el 1 de julio de 1997 se produjo la retrocesión del territorio,
que en teoría garantiza todos los derechos fundamentales para los habitantes de
la isla durante 99 años, es decir hasta 2047. Gracias precisamente a ese
estatuto, los habitantes de Hong-Kong han podido conmemorar durante los últimos
años la represión de “la primavera de Pekín”, cuya imagen más representativa es
la celebérrima foto de un hombre solo, con una bolsa de plástico en la mano,
frente a los tanques gubernamentales.
Los habitantes de
Hong-Kong, que durante todos estos años han podido ver en las televisiones
extranjeras las imágenes de aquellos acontecimientos, temen ahora que también
ellos puedan correr una suerte parecida en cualquier momento. Sobre todo desde
que el pasado 28 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional Popular China (ANP)
aprobara la Ley de Seguridad Nacional para el territorio semiautónomo, que
condena la traición y las injerencias extranjeras, y considera delito cualquier actuación que pueda
considerarse “subversiva”, una calificación que muchas veces hemos visto
aplicar a miembros de la oposición, detenidos, juzgados y condenados sin más
base que este tipo de acusaciones formuladas por cualquiera de los muchos
“oídos” que el gobierno autoritario de Pekín tiene desplegados por el
territorio.
Con fecha de ayer, 3 de junio 2020, se ha
desclasificado un documento del Departamento de Estado de Estados Unidos (: https://www.state.gov/31st-anniversary-of-tiananmen-square/),
firmado por su portavoz Morgan Ortagus, que comienza rindiendo homenaje “a los
valientes chinos cuyos llamamientos pacíficos a la democracia, al respeto de
los derechos humanos y a una sociedad sin corrupción, acabaron violentamente
cuando el Partido Comunista Chino (PCC) envió al Ejército Popular, con carros y
fusiles, a la Plaza de Tiananmen el 4 de junio de 1989”.
El documento continúa asegurando que, treinta y un años más tarde, todavía no se conoce el número de muertos y desaparecidos en aquella actuación de fuerza del régimen comunista chino sobre una población pacífica y desarmada, compuesta mayoritariamente por estudiantes y trabajadores.
Hace un año, el corresponsal en
Pekín de la emisora pública Radio France Internationale (RFI), Stéphane
Lagarde, escribía que los números de teléfono que terminaban con las cifras
8-9-6-4 no respondían. Al parecer, se trataba de números muy solicitados por
quienes vivieron o recuerdan los
acontecimientos de Tiananmen para reconocerse entre ellos y que significaban
1989, 4 de junio, el día en que los tanques arrasaron con la multitud
congregada en la mayor plaza del mundo. Como ha venido sucediendo desde
entonces, en la Wikipedia china no existe ninguna referencia a Tiananmen ni a
los acontecimientos que allí sucedieron, como tampoco aparecen en los libros de
historia de los escolares.
Para el recuerdo, el 4 de junio
de 1989 las autoridades chinas convirtieron en un baño de sangre el movimiento
de estudiantes, intelectuales y obreros, que se habían concentrado en la Plaza
de Tiananmen de Pekín para reclamar al gobierno reformas políticas y
democráticas. Según las estimaciones oficiales de la época, el balance de
muertos ascendió a un millar de muertos. Un archivo clasificado como “secreto
de defensa” durante 28 años, que lleva fecha del 5 de junio de 1989 y la firma
de Alan Donald, embajador de Gran Bretaña en Pekín, y hecho público en diciembre de 2017 por los
Archivos Nacionales Británicos, estima en un mínimo de 10.000 el número de
muertos en la represión: “Los blindados han abierto fuego sobre la multitud
antes de pasarle por encima. Han pasado sobre los cuerpos varias veces, los
restos fueron recogidos con bullkdozers. Estimación mínima de muertos civiles:
10.000”.
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