HBO Max, plataforma de pago de películas inaugurada hace poco como una
ampliación de la HBO de series, ha decidido retirar de su catálogo la película
“Lo que el viento se llevó”, un auténtico emblema de la industria de Hollywood
y uno de los filmes más populares de todos los tiempos, que desde su estreno ha
sido objeto de acusaciones de racismo.
Al parecer, y según la prensa estadounidense, la retirada puede ser una
consecuencia del artículo publicado en el diario “Los Angeles Times” por John
Ridley, guionista de la película “Doce años de esclavitud” (2013), en el que
pedía que “Lo que el viento se llevó” se retirara de la circulación porque
“ignora los horrores de la esclavitud y perpetúa los estereotipos más dolorosos
para las personas de color".
La medida adoptada por HBO –sus representantes ya han declarado que
“volverá a la plataforma” una vez se solucione la polémica- traerá sin duda
cola porque no solo sigue siendo la película más vista de toda la historia del
cine sino que se continúa programando en las salas de todo el mundo y “solo en
Estados Unidos, la historia de Scarlett O’Hara habría recaudado más de 1.800
millones de dólares en 2019” (“El confidencial”).
“Lo que el viento se llevó”-varias veces elegida como la mejor
producción salida del Hollywood más clásico-, estrenada en diciembre de 1939 en una sala de
Atlanta (Estados Unidos), basada en la novela del mismo título de la periodista
Margaret Mitchell y protagonizada por la actriz británica Vivien Leigh y el galán estadounidense Clark
Gable, tuvo dos realizadores: George Cukor, despedido una vez iniciado el
rodaje, y Victor Fleming que fue quien la firmó y se llevó el mérito de los 10
Oscar conseguidos, aunque hubo un tercero, Sam Good, que también filmó algunas
escenas. Entre los galardones destaca el de Hattie McDaniel, la primera mujer
negra ganadora de un Oscar que, a causa de su color, no pudo sentarse en el
banquete en la misma mesa que el resto del reparto, por celebrarse en un hotel
del estado segregacionista de Atlanta
Defensores y detractores de la película –hay que reconocer que en el
siglo XXI interesa más bien poco a las nuevas generaciones y se está quedando
en material para historiadores y especialistas-
coinciden por lo menos en que la película “no es honesta con lo que
sentían los esclavos” en aquel Sur de Estados Unidos enfangado en su Guerra de
Secesión, que es el telón de fondo de las aventuras de Scarlett, una heredera
arruinada que, con un vestido confeccionado con las cortinas de terciopelo de
su madre y agarrada a un árbol, juraba “no volver a pasar hambre”, y que
durante décadas fue considerada un símbolo de feminismo y modernidad.
En diciembre de 2019 “Lo que el viento se llevó”, película que dura casi
cuatro horas, cumplió 80 años y durante los últimos han sido varias las voces
que se han alzado acusándola de racista. Una encuesta efectuada en 2017
concluía que es la película preferida de los estadounidenses republicanos que
tienen más de 50 años (más o menos, el vivero de donde salen los votos que
apoyan al ultraconservador y xenófobo Donald Trump).
En su día, el productor David O. Selznick compró los derechos de la
novela de Margaret Mitchell –ganadora del Premio Pulitzer 1937- para su adaptación al cine por medio millón
de dólares; el resto de los costes elevó el precio final a algo menos de cuatro millones y medio, el
mayor presupuesto para una película de la época. Los estadounidenses que
estaban padeciendo los efectos de la gran depresión vieron en aquel relato un
reflejo de sus angustias y penurias y también la esperanza de un futuro
distinto.
Fresco histórico sobre la tragedia de la Guerra de Secesión, la
novela “Lo que el viento se llevó” es
también una tórrida historia de amor que introdujo a Scarlett O’Hara y el
militar Rhett Butler en la galería de los amantes legendarios. La frase “A
pesar de usted, de mi y de este estúpido mundo que se hunde, la amo” es tan
reconocible y famosa como otra muy parecida –“El mundo se hunde y nosotros nos
amamos”- pronunciada en “Casablanca”, otra película mítica de la época (1942).
La novela de Margaret Mitchell, fallecida en un accidente en 1949, ha vendido más de diez millones de ejemplares
en las incontables traducciones de que ha sido objeto.
De todas las personas que intervinieron en la realización de “Lo que el
viento se llevó”, la única superviviente es la actriz británica naturalizada
estadounidense Olivia de Havilland, quien vive en París y tiene 104 años.
Al menos está polémica ha servido para que las nuevas generaciones la hayan querido ver. Su comentario no pudo ser mas sincero: es una gran película.
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