“La casa torcida “
(Crooked House), thriller de suspense basado en la novela del mismo título de
la reina de la intriga Agatha Christie (editada ahora
mismo en España en la colección Booket, de Planeta) es, como la mayoría de las
obras de la misma autora, una historia coral y, como muchas de ellas, sucede en
una casa muy británica donde están reunido los miembros de una familia, algún
sirviente y el consabido detective, que en este caso no es Hercules Poirot lo
que sin duda le resta algo de ese encanto añejo que añade siempre el investigador
de los bigotes dalinianos.
“La casa torcida”
es la segunda película con argumento de Agataha Christie que se estrena este
año. Anteriormente fue una nueva versión del éxito “Asesinato en el Orient
Express”; la primera, dirigida por Sidney Lumet en 1974, ha conseguido atravesar las décadas y
mantenerse actual gracias a las cadenas de
televisión que la pasan frecuentemente, y también gracias a un reparto irrepetible con
Anthony Perkins, Ingrid Bergman, Lauren Bacall, Sean Conney, Vanessa Redgrave,
Jacqueline Bisset, Jean-Pierre Cassel…
Entre el elenco actual
de actores de esta historia de una familia “envenenada por sus propias mentiras
y retorcidas conspiraciones”, destacan Glenn Close (“Atracción fatal”, “De 5 a
7”, “Anesthesia”), Gillian Anderson (“Expediente X”), Max Irons (“The
Host”), Christina Hendricks (espléndida en la serie “Mad
Men”) y Stefanie Martini (“Doctor Thorne”), entre otros
varios, todos a las órdenes del realizador francés Gilles Paquet-Brenner, quien
ha trabajado sobre un guión de Julian Fellowes, ganador de un Oscar en 2002 por Gosford Park, de Robert Altman, y
creador de la serie televisiva Downton
Abbey (2010-2015).
La película va de que, en una
suntuosa adaptación de la Inglaterra de
los años cincuenta, en plena posguerra repleta de tensiones políticas, el diplomático
de segunda fila reconvertido en detective privado Charles Hayward (Max Irons) intenta encontrar, en el reducido
círculo de una familia, al asesino del millonario Aristide Leonides -un griego
que llegó a Inglaterra “sin un penique” y ha conseguido una gran fortuna-
contratado por su nieta Sophia (Stefanie Martini), con la que mantuvo una relación
tiempo atrás. En la mansión, tan típica del género como el argumento y los
personajes, le esperan tres generaciones de la dinastía, todos “tan
encantadores como desagradables como egoístas”, y un ambiente “cargado de
amargura, resentimiento y envidia”, en el que cualquiera puede ser sospechoso. Como
se puede apreciar, pura Agatha Christie del principio al fin.
Con un final totalmente inverosímil lo que, en opinión del
crítico del diario británico The
Telegraph es el culpable de que esta novela nunca se hubiera llevado al
cine anteriormente, “La casa torcida” peca de excesivamente larga.
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