Primera
impresión: esta película es un dejà vu, recuerda tantísimo a “La clase” (“Entre
les murs”), de Laurent Cantet, Palma de Oro en el Festival de Cannes en 2008,
que se creería estar viendo un remake. Pero también recuerda otras obras
fílmicas en torno a profesores que dedican sus mejores esfuerzos a educar
alumnos procedentes de los estratos sociales más desfavorecidos, entre las que
recuerdo especialmente “El profesor” (“Detachment”, 2011), protagonizada por
Adrien Brody.
El
protagonista, en el caso que nos ocupa, es también un buen actor, Denis
Podalydès (”El amor es un crimen perfecto”, “La mecánica de la sombra”), igualmente
escenógrafo, director, escritor y miembro de la Comedie Française, Premio Molière
en dos ocasiones. Según las notas de producción, para interpretar al profesor
Foucault de “El buen maestro” (“Les grands esprits”), estuvo visitando un
instituto de los suburbios parisinos durante más de dos años, para documentarse
sobre la realidad e profesores y alumnos.
En el
transcurso de una reunión social, a la que asisten numerosos representantes del
mundillo docente, el profesor François Foucault –muy convincente Podalydès en
su papel- que ejerce en un prestigioso
liceo de París, se explaya sobre la necesidad de enviar a los mejores
profesores a los centros de los suburbios para intentar mejorar los resultados
académicos de sus alumnos, la mayoría de los cuales no terminan el
bachillerato. Sus palabras se las toma al pie de la letra una representante del
Ministerio de Educación, y Foucault se ve obligado a hacer honor a sus
manifestaciones y trasladarse durante un curso a un colegio de las afueras con
la misión de analizar los problemas que existen e intentar mejorar los
resultados académicos de una clase de adolescentes.
Sin
olvidar ninguno de los tópicos de la situación descrita -el profesor estricto y
autoritario pero justo, al que el contacto con los alumnos rebeldes devolverá
los gramos de “humanidad” perdidos en el contacto con su medio burgués e
intelectual- la película, dirigida por Olivier Ayache-Vidal (“Undercover”,
“Coming-out”, “Welcome to China”) muestra los grandes defectos de la escuela
pública (francesa y de otros países), como la masificación, la falta de interés
en las familias y la cuasi imposibilidad de que los profesores puedan prestar
especial atención a los alumnos más necesitados), y se permite un toque de
romanticismo platónico en la relación del profesor Foucault con una profesora
de música que enseña “Los miserables” a los escolares, con la que comparte una
“salida”: excursión a Versailles con picnic.
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