Este «telefilm de domingo por la
noche» (Jean Philippe Tessé, Cahiers de Cinéma) , adaptación de una novela de
Milena Agus dirigido por la francesa Nicole Garcia («Place Vendôme”, “Un balcón
sur la mer”), aburre hasta decir basta. Melodrama, con más melo que drama, «El
sueño de Gabrielle» (Mal de pierres, alusión a la enfermedad de la
protagonista: cálculos renales), tiene como protagonista a Marion Cotillard
(“La Môme”, “Dos días una noche”) , actriz que tiene embelesada a la mayoría de
la crítica francesa desde su primera aparición en la pantalla. No es mi caso, a
mí no me fascina la actriz y hasta ahora me van gustando más bien poco las
películas en que interviene.
Gabrielle (Marion Cotillard) ha
crecido en la pequeña burguesía agrícola, donde el sueño de una pasión amorosa
resulta escandaloso. En una época -mediados del siglo XX- en que el único
destino de las mujeres parece ser el matrimonio, se piensa que está loca porque
no forma parte de sus planes. Para Gabrielle no hay nada más importante que el
amor. Para resolver por las bravas lo que les resulta inadmisible, sus padres
deciden casarla con un temporero español, José (Alex Brendemühl, “El médico de
familia”), que tiene la misión de convertirla en una mujer respetable.
Gabrielle no le ama. Cuando, años más tarde, la envían a un sanatorio suizo a
curar unos cálculos renales, se enamora locamente de un teniente herido en la
guerra de Indochina, que toca al piano la “Barcarola” de Tchaikovski, André
(Louis Garrel, “Los amores imaginarios”). Gabrielle cree que por fin ha
encontrado esa pasión que era el eje de su vida y que tanto añoraba. Huirán
juntos para que Gabrielle intente llegar hasta el final de sus fantasías.
La película no funciona. Quizá le
falta ese toque de locura que, dicen, le sobra a la protagonista, rebelde,
apasionada, extravagante y saltando por encima de los prejuicios, en una
sociedad para la cual lo importante es salvar las apariencias y en la que no
hay lugar para la locura. En ningún momento se produce el choque de las dos
historias de amor paralelas, y el guión terminará haciendo que Gabrielle se
vuelva “razonable” y vuelva a imperar el orden reinante desde tiempo
inmemorial. Y que “las dos horas transcurridas parezcan repentinamente un tanto
vanas…” (Les Inrocks)
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