El escritor israelí David Grossman
ha recibido, el 14 de julio, en Londres, el prestigioso galardón británico Man
Booker International Prize -recompensa para una obra extranjera, traducida y
publicada en el reino Unido- por la novela “Un caballo entra en un bar” (“A
horse walks into a bar”), novela de 2016 todavía no publicada en España,
definida como “”un doloroso retrato de la sociedad israelí”. Grossman es el primer
escritor israelí que consigue este premio.
El jurado ha premiado al autor de
títulos imprescindibles como «Gran cabaret», «La memoria de la piel» o «Lo que
el cuerpo sabe», porque con esta novela Grossman ha “intentado un ambicioso
acto de alto voltaje, con éxito (…) Nos ha asombrado la voluntad de Grossman de
arriesgarse tanto emocional como estilísticamente: cada frase cuenta, cada
palabra es importante en este ejemplo supremo del oficio de escribir”.
"Un caballo entra en un
bar", el comienzo de chiste cuyo final no conocerá el lector, es la
primera novela escrita por David Grossman desde la muerte de su hijo Uri,
ocurrida en 2006 mientras cumplía su servicio militar en Líbano y le alcanzó un
misil antitanques, una tragedia que ocurrió el 12 de agosto de aquel año, en
vísperas de que el chico cumpliera 21 años y cuando el escritor terminaba la
novela «Lo anuncia una mujer que huye», galardonada en Francia con el Premio
Medicis en 2011, tampoco traducida todavía al castellano. Desde entonces, solo
había publicado «Caído fuera del tiempo», un poema para varias voces que narra
la muerte de un hijo.
El pueblo de los «sin nombre»,
porque no existe ninguna palabra para designar a quienes han perdido un hijo,
“avanza en coro en este poema polifónico que remueve los recuerdos y las
quimeras, los remordimientos y las rabias, y encuentra un refugio supremo en la
lengua” (Marine Landrot, Télérama). Habla una mujer privada de la “carne de su
carne”: “He estado como recortada/ con
unas tijeras agudas/ En la imagen de mi vida/ el hielo de la soledad/ y de la
nada/ ha venido a quemar/ mis miembros/ Porque he estado tocada/ he estado
infectada/ por la escarcha/ del azar”.
David Grossman y la traductora de
la novela premiada, Jessica Cohen, se han repartido las 50.000 libras
esterlinas (57.000 euros) del premio Man Brooker. La señora Cohen ha entregado
su parte a la asociación B'Tselem, que desde hace más de treinta años se ocupa
de documentar las violaciones de los derechos humanos en los Territorios
Palestinos ocupados por Israel desde hace medio siglo, una de las “bestias
negras” del gobierno israelí, considerado como el más derechista de la historia
del país. David Grossman es uno de los miembros del consejo de personalidades
de B'Tselem.
Nacido en Jersualén el 25 de enero
de 1954, David Grossman es una de las figuras más reconocidas de la actual
literatura israelí, autor de novelas, ensayos y relatos juveniles. Sus obras
están traducidas en una treintena de lenguas. Estudió filosofía y teatro en la
Universidad de Jerusalén, trabajo como corresponsal de la radio nacional
israelí, Kol Israel, presentado un programa infantil entre 1970 y 1984. Su obra
“Duelo” fue la primera función teatral radiada en el país. La celebridad
internacional le llegó con la novela “El viento amarillo”, donde describía el
sufrimiento de los palestinos con la ocupación israelí, y que le valió ser
acusado de “traidor” por el primer ministro Isaac Shamir. Actualmente vive en
Mevasseret Zion, cerca de Jersusalén. El 10 de agosto de 2006, cuarenta horas
antes de la muerte de su hijo, publicó en el diario Haaretz, junto con los
escritores Amos Oz y Abraham Yehoshua, un llamamiento al gobierno israelí -que
después explicaron en una rueda de prensa- pidiéndole que aceptara el alto el
fuego como base para llegar a una solución negociada en el conflicto.
En 2015, David Grossman, cercano al
“Campo de la Paz” ( movimiento de organizaciones que apoyan soluciones para
conseguir una paz definitiva entre palestinos e israelíes), retiró su
candidatura al Premio Israel, el más prestigioso del país, después de que el
primer ministro Benjamin Netanyahu decidiera prescindir en el jurado de tres
miembros críticos con su gobierno y acusara al comité de selección del jurado
de “nombrar en los últimos años a personas cada vez más extremistas y
antisionistas”.
Grossman anunció la retirada de su
candidatura “como respuesta a la campaña de intimidación del Primer ministro
contra algunos de los mejores científicos y artistas israelíes”. Junto con
Grossman se retiraron todos los miembros del jurado del Premio Israel de las
letras y otros varios escritores candidatos, según contaba el diario británico The
Guardian en aquellos días.
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