"Paterson", la última
película del siempre bienvenido realizador Jim Jarmusch (Cámara de Oro de
Cannes 1984 por “Stranger Than Paradise”; “Cofee and cigarretes”, “Broken
flowers”), es la vida que pasa, la cotidianidad, la existencia impregnada de la
poesía de las cosas pequeñas, el minimalismo elevado a la enésima potencia.
“Paterson” es el encanto
contagioso, una delicia sublime y tranquila, un poema en tecnicolor de la vida
aceptada como es: la historia de un hombre dulce que conduce un autobús viejo y
escribe poesías, y de su mujer que vive y sueña en blanco y negro, en una
ciudad pequeña. Como una rareza cinematográfica, “Patterson” es la balada casi
zen de un matrimonio feliz.
Se llama Paterson (Adam Driver, The
River, Bleubird, Star Wars: El despertar de la fuerza), vive en Paterson -la
ciudad donde nacieron William Carlos William y Allen Ginsberg-, un centro
obrero de New Jersey, cerca de Nueva Yok, “aburrido de muerte” y con no muy
buena reputación en el resto del país. Es conductor de autobús en el centro de
Paterson y admirador del poema “Paterson” de William. Tiene una mujer deliciosa
y soñadora que se llama Laura (Golshifteh Farahani, actriz irano-francesa,
“Exodus”, “Go Home”, “las desgracias de Sofía”) y un perro listísimo que
responde al nombre de Marvin. En cuanto encuentra un momento libre, en un
cuaderno de escolar escribe poemas. La coincidencia de nombres le ha creado un
sentimiento de identificación, y también de propiedad, con su tranquila ciudad.
Paterson no es un poeta torturado,
tampoco quiere otra cosa que ver publicado alguno de sus versos en alguna
revista. La poesía es parte de su vida igual que las visitas nocturnas al bar
medio desierto, cuando saca a pasear a Marvin, donde habla con el dueño y se
interesa por las vidas de los otros clientes. Pero cree en el valor de la
poesía y es un lector ávido en su sótano atestado de libros. Todas las personas
con las que Paterson se cruza, transeúntes, pasajeros del autobús, habituales
del bar, tienen su propia historia, entrelazada con la de la ciudad.
Presentada en el último festival de
Cannes (http://periodistas-es.com/?s=Paterson),
“Paterson” es la sublimación de la vida cotidiana en un lugar donde un profano
diría que no pasa nada. “Exalta la armonía doméstica, la tranquilizadora
seguridad de los rituales. Describe la suma de las microfelicidades que pueden
aportar, convertidos en costumbres, el amor, la amistad, el trabajo, la vida en
comunidad y la escritura. Un oasis de felicidad modesta que atrapa el corazón”
(Culturebox)
Jim Jarmusch llevaba veinte años
acariciando el proyecto de “Paterson”. Los poemas que el personaje escribe en
su cuaderno, y recita en voz alta a medida que los compone, pertenecen a Ron
Padgett, poeta estadounidense contemporáneo, al que Jarmusch admira.
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