domingo, 4 de diciembre de 2016

Los fiscales brasileños del caso Petrobrases Premio Anticorrupción de Transparency International


Instalaciones de Petrobras en Brasil
Los fiscales brasileños encargados de investigar el escándalo Pretrobras han recibido el Premio Anticorrupción 2016 que concede la ONG Transparency International. El caso se conoce en el país como “Lava jato” (Lavado expres) porque comenzó con el descubrimiento de un sistema de blanqueo de dinero que resultó ser la punta del iceberg de la gigantesca red que llevó al grupo público petrolero Petrobras, con la implicación entre otros del BTP Odebrecht y un buen puñado de personajes políticos brasileños de distintas tendencias; prácticamente de todas. Deltan Dallagnol, que coordina el equipo de fiscales, ha dedicado el premio “a todos los brasileños que se sienten impotentes ante la corrupción” al recogerlo el 3 de diciembre de 2016 en Panamá, donde se ha celebrado la 17 Conferencia Anticorrupción organizada por la organización defensora de los derechos fundamentales, informan el diario francés Le Monde y las agencias internacionales.

El escándalo «Lava jato» -que se parece como una gota de agua a otra a los numerosos casos de corrupción y blanqueo que se están juzgando en los tribunales españoles- fue el motivo de que se iniciara el proceso de destitución de la expresidenta Dilma Rousseff y ha provocado, entre otros, la caída de Eduardo Cunha, expresidente de la Cámara de diputados, y de Marcelo Odebrecht, antiguo Presidente y Director general de la empresa BTP Odebrecht. Hasta el momento, han sido condenadas 118 personas por un total de 1.256 años de cárcel.

“La investigación ha demostrado que los mercados de subcontratas de Petrobras, en beneficio de grandes BTP, o grupos de concepción y construcción de edificios públicos y privados, industriales o no, y de infraestructuras como carreteras o canalizaciones, se sobrefacturaban sistemáticamente, entre el 1 y el 5%, con la complicidad de dirigentes de las empresas. Una parte de las comisiones ocultas, sufragadas al margen de esos mercados trucados, se pagaban en comisiones legales a decenas de políticos, de todos los partidos, para financiar sus campañas electorales”, resume Le Monde.

Petrobras, primera empresa estatal de Brasil con sede en Rio de Janeiro, multinacional con más de 70.000 empleados en todo el mundo, es el símbolo del boom económico del país. Fundada en 1953 con el estado como primer accionista que hoy posee el 48% del capital, Petrobras, una empresa que era el orgullo de los brasileños, se dedica a la búsqueda, extracción, refinado, transporte y venta de petróleo.

Las primeras revelaciones del escándalo «Lava jato» se remontan a marzo de 2014, cuando una investigación policial desveló un gigantesca red de malversaciones en el gigante petrolero, que imponía en sus contratos con las grandes empresas constructoras comisiones destinadas a los partidos de la coalición gubernamental de centro izquierda, que ocupa la presidencia de Brasil desde 2002, cuando Lula fue elegido presidente. La investigación ha sacado a la luz la implicación en el caso del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), el Partido del Movimiento democrático Brasileño (PMDB, centro) y el Partido Progresista (PP, derecha).

Aparte de Petrobras y BTP Odebrecht, se han investigado las empresas OAS, Camargo Correia, Mendes Junior, Galvao, Iesa, Engevix y UTC/Constran, algunos de cuyos responsables ya están cumpliendo condena. El corresponsal de Le Monde en el país, Paulo A. Paranagua, defendía hace unos meses en una crónica la imparcialidad de la investigación: “La separación de poderes es real en Brasil, contrariamente a lo que sucede en otros países de América Latina. El caso lo han llevado conjuntamente un pequeño juez de Curitiba, Sergio Moro, y la Policía Federal, un cuerpo de élite que se ha distinguido en otros asuntos sonados. También existe una comisión parlamentaria que trabaja en el caso".

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