lunes, 23 de marzo de 2015

La increible historia de la obra de teatro escrita por un niño en un campo nazi



En 1943, Hanuš Hachenburg tenía 13 años. Internado en un campo de concentración de Chequia, escribió clandestinamente Necesitamos un fantasma, una obra de teatro cuya intriga habla de un dictador creado por un fantasma, a partir de los huesos de su pueblo. “El texto, de un humor glacial, había desaparecido y ha sido exhumada y editada por una ciudadana de Estrasburgo, Claire Audhuy, apasionada del teatro”, escribe Mathieu Deslandes, en el digital Rue 89, resumiendo el reportaje aparecido en la edición local de la publicación (http://www.rue89strasbourg.com/index.php/2015/03/12/societe/piece-de-theatre-ecrite-dans-camp-de-concentration/).

En 2009, Claire Audhuy trabajaba en una tesis sobre el teatro en los campos de concentración nazis, que iba a presentar en la Universidad de Estrasburgo. Se dirigió a cientos de asociaciones de deportados, resistentes y antiguos combatientes, preguntándoles si durante el cautiverio habían presenciado alguna representación teatral. Tuvo pocas respuestas, porque «las víctimas de la Shoah no acostumbran a hablar mucho», hasta que un día recibió una llamada de Praga. “Era una anciana de voz apagada que recordaba una función presenciada en el campo de Terezin, en 1943".

La universitaria fue a visitar el antiguo campo, que fue una especie de ghetto de tránsito donde los judíos esperaban el momento de ser enviados a otros lugares de muerte, como Auschwitz, y donde las condiciones de vida eran extremadamente precarias porque llegó a haber hasta 53.000 personas en un pueblo amurallado, donde habían vivido 5.000 checos antes de que los nazis lo transformaran en prisión. El ministro de Propaganda del III Reich, Joseph Goebbels, envió a Teresin a la élite intelectual y artística judía, y ordenó la producción de todo tipo de obras de propaganda: “una estrategia que tuvo el efecto colateral de favorecer la creación clandestina. Un grupo de jóvenes editó un periódico, Vedem, que distribuía a escondidas”.

Y ha sido justamente en las páginas de Vedem donde Claire Audhuy ha encontrado la obra de teatro Necesitamos un fantasma, función corta para marionetas, escrita por Hanus Hachenburg en 1943. El chico, nacido en 1929, a los 8 años fue internado en una institución judía para huérfanos, en la que permaneció cinco años y donde escribió cuentos y numerosos poemas –“Antaño yo era un niño…hace dos años; esa infancia aspiraba a otros mundos/ Ya no soy un niño: he visto la púrpura/ ahora soy un adulto, he aprendido a conocer la muerte/ esa sangrienta palabra y ese día echado a perder”- así como su obra de teatro. Fue deportado a Ausschwitz en diciembre de 1943, luego le trasladaron a Birkenau y murió asesinado por sus carceleros en julio de 1944.

Necesitamos un fantasma es una pieza burlesca en la que un rey, Analphabète Gueule Iº, quiere conseguir que su pueblo “piense como él”, y para ello decide aterrorizarle decretando que se recojan los huesos de las personas de más de sesenta años, y se construya con ellos un “fantasma real”. Dicen los autores del os artículos que Hanus Hachenburg " desmonta el sistema concentracionario nazi, sus engranajes y sus vilezas, con un talento y u n ingenio impresionantes”.



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