Para evitar la inminente ejecución
de dos australianos, condenados a muerte en Indonesia por tráfico de drogas, el
gobierno de Australia propuso el 5 de marzo de 2015 un intercambio de presos,
que el de Yakarta ha rechazado, informa en su página web el canal internacional
France 24. La ejecución de Andrew Chan y Myuran Sukumaran, dos hombres de unos
treinta años condenados en 2006 a la pena capital “por dirigir una red de
traficantes de heroína entre Indonesia y Australia”, ha de llevarse a cabo
mediante fusilamiento.
Ese mismo día se celebró en
Camberra una vigilia a la luz de las velas, a la que asistió el primer ministro
australiano, Tony Abbott, en la que se pidió al presidente indonesio, Joko
Widodo, el indulto de los dos reos. A última hora, la ministra australiana de
Asuntos Exteriores, Julie Bishop, propuso a su homólogo indonesio, Abdurrahman
Mohammad Fachir, un intercambio de presos: "No hice ninguna petición
concreta, pero le dije que hay presos australianos en Yakarta e indonesios en
Australia y que deberíamos contemplar algunas posibilidades, entre ellas un
intercambio de presos siempre que la legislación de su país lo permita”,
manifestó más tarde. “En nuestro sistema judicial no existe este mecanismo y no
veo cómo podríamos introducirlo”, respondió a la propuesta el portavoz del
ministerio indonesio de Asuntos Exteriores, Arrmanatha Nasir.
France 24 amplia la información
recordando que, poco después de acceder al poder en octubre de 2014, el
presidente Joko Widodo manifestó que no pensaba indultar a ninguno de los
condenados a muerte por asuntos de tráfico de droga, porque considera que
Indonesia se encuentra en situación de emergencia en materia de
estupefacientes, con una cifra de decenas de muertos jóvenes cada día.
Junto a los dos australianos hay
ocho extranjeros más condenados a muerte en Indonesia. Se trata de ciudadanos
brasileños, filipinos, nigerianos y ghaneses, además del francés Serge Atlaoui,
detenido en 2005 en un laboratorio que fabricaba éxtasis en las afueras de Yakarta
y condenado en primera instancia a cadena perpetua, sentencia que agravó el
Tribunal Supremo en 2007. Atlaoui, de 51 años, lleva siete años internado en
una de las cárceles de alta seguridad de la isla de Nusakambangan, Pasir Putih,
conocida como “el Alcatraz indonesio”. La penitenciaría forma parte del
conjunto de ocho centros de detención levantados por los colonos holandeses en
la isla, en los primeros años del siglo XX.
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