A
finales de los años 1950, Errol Flynn, un actor estadounidense de primera
línea, mundialmente famoso por sus películas de capa y espada y especialmente a
partir de su interpretación de Robín de los Bosques (Robin Hood), aunque yo le
recuerdo especialmente por la película Kim de la India, tuvo una aventura –que
sería la última de su larga vida de conquistador- con una aspirante a estrella
de quince años, llamada Beverly Aadland (1). Como en tantos otros casos de
“estrellas” infantiles, la madre de la adolescente – una ex bailarina que vio
su carrera truncada cuando perdió una pierna en un accidente de automóvil- jugó
un papel decisivo, tanto en su carrera, en la que no consiguió destacar en
ningún momento, como en su relación amorosa, acompañando a la pareja en todo
momento para evitar que sobre el actor recayera una denuncia por corrupción de
menores (en 1943 había sido juzgado, y finalmente, en un caso de violación).
Esta
historia terrible y escasamente edulcorada es la que cuentan los realizadores y
guionistas Richard Glatzer y Wash Westmoreland (Quinceañera, Pedro, The Fluffer y Grief) en la
película La
última aventura de Robin Hood, presentada en el Festival de Toronto 2013 y que
ahora efectúa su estreno mundial en la plataforma digital CineOn-line, donde
puede verse por el precio de 2,99€.
En el papel de Errol Flynn un reconocido y consagrado Kevin
Klein (La Conspiración, Un pez llamado Wanda), Susan Sarandon (Thelma y
Louise, El Cliente) como la madre que pretende realizar sus sueños de juventud
a través de la niña, que interpreta la joven, aunque mayor de edad, Dakota
Fanning (The Runaways, la Saga Crepúsculo: Eclipse).
Los
autores cuentan así la forma en que nació una película a mitad de camino entre
el biopic -en la onda de los anteriores “Mi semana con Marylin” o “JFK,, un
asunto americano”- y el melodrama: “En 1959, una avalancha de revistas con
nombres como Hush Hush (En Secreto) and On The QT (Clandestino) se cebaron en
la escandalosa historia de Errol Flynn, Beverly Aadland –su Lolita adolescente–
y Florence Aadland, la madre ávida de publicidad de la joven. Las publicaciones
arrojaban una luz sórdida sobre los tres protagonistas: un viejo verde, una
jovencita de moralidad relajada y una típica madre manipuladora de Hollywood.
Pero nosotros vimos algo más: una historia que en cierto modo estaba basada en
temas trascendentales: fama e infamia, amor y egoísmo, predestinación y libre
albedrío, mortalidad e inmortalidad, todo ello escondido detrás de los
titulares de la prensa sensacionalista”.
En
realidad, el “viejo verde” solo tenía 48 años (aunque dicen los cronistas de la
época que aparentaba 70) cuando inició la relación con su particular “lolita” y
50 cuando falleció en Vancouver -a causa de un infarto fulminante provocado por
el exceso de alcohol y drogas consumidas durante toda su vida-, a donde había
acudido, acompañado por Beverly, para vender un yate. La prensa amarilla de la
época dedicó ediciones enteras a comentar los detalles más sórdidos de la vida
del actor, que se casó en tres ocasiones y tuvo innumerables aventuras
amorosas.
(1)Beverly
Aadland fue una actriz mediocre nacida en 1942 y fallecida en 2010 en
California. En 1957, cuando trabajaba como bailarina de conjunto para la
Warner, atrajo la atención de Errol Flynn, quien la invitó a una “audición
privada” en su domicilio. Participó en cinco películas entre 1951 y 1959, en
cuatro de ellas como extra; la quinta fue Cuban Rebel Girls, producida por
Flynn poco antes de su muerte, en la que hacía un papelito de guerrillera
cubana en Sierra Maestra. La relación entre el actor y la adolescente, aunque
era un rumor extendido, no se conoció públicamente hasta la muerte de Flynn en
1959. Después, ella intentó hacer carrera como cantante y bailarina. Tras
casarse por segunda vez trabajó como camarera; finalmente encontró un tercer marido
y se dedicó a ser ama de casa. Su relación con Errol Flynn está contada en el
libro “The Big Love”, escrito por su madre, Florence, y el periodista Tedd
Thomey, que fue adaptado para el teatro con la actriz Tracey Ullman en el papel
de la madre.
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