Fábula social de una cultura que nos resulta ajena, el argumento del segundo largometraje del director iraní Massoud Bakhshi (“Una familia respètable”), Premio del Jurado en el Festival de Sundance 2019, reflexiona sobre los fundamentos de la justicia (en este caso, una justicia basada en los preceptos religiosos del islamismo, uno de cuyos ejes es el perdón) y la vida actual, conectada las 24 horas, cuya imagen más fidedigna es la que muestran los reality shows.
En el Irán actual de los ayatolás, donde impera uno de los regímenes
más ultraconservadores del mundo, Maryam, una joven de 22 años, es sentenciada
a muerte tras matar accidentalmente a su marido, Nasser, treinta años mayor y
con el que se casó cuando era su empleada. Lo único que puede salvarla de la
horca es el perdón de Mona, la hija de Nasser. En la noche de Yalda, una fiesta
que se remonta a los tiempos de la Persia milenaria, Maryam llega esposada a la
torre Milad, donde se encuentran los estudios de la televisión, dispuesta a pedir perdón a Mona en directo, durante un
programa amenizado con canciones de conocidos intérpretes del país y al
que asisten el fiscal y los estudiantes
del “Instituto de Aplicación de la Moral”, curioso baluarte coránico.
Maryam va a jugarse la vida en una especie de “lo
toma o lo deja”. Si consigue el perdón
de Mona y los telespectadores votan en su favor, el fiscal conmutará allí mismo
la pena de muerte; en caso contrario morirá colgada de acuerdo con la condena
por asesinato. Si Maryam consigue el
perdón, los patrocinadores del programa pagarán a Mona el famoso “precio de la sangre”,
especie de multa establecida en las
leyes para los delitos de homicidio y asesinato.
“Yalda, la noche del perdón”, que inevitablemente
nos remite a programas de idéntico formato, aunque con planteamientos bastante
más frívolos de nuestras televisiones –incluidas las públicas que deberían
estar en otra onda, ética y estética- es un drama de difícil digestión
inspirado en hechos reales. Una película instructiva sobre la lucha de clases y
el peso de la religión en un país donde las mujeres son todavía especímenes de
segunda.
La ley del
Talión enfrentada a los rankings de audiencia, una vida que depende de la
publicidad, el precio del perdón, una “forma de justicia que se parece a un
linchamiento… Yalda es el cántico de los humillados” (François Forestier,
NouvelObs),
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