jueves, 29 de abril de 2021

«El fotógrafo de Minamata», un biopic que no convence interpretado por Johnny Deep

«Ni siquiera Johnny Deep con boina puede salvar esta torpe película“ (Cineuropa)

 

 


Proyectado en una de las sesiones de gala del Festival Internacional de Cine de Berlín –la Berlinale- 2020, el biopic « El fotógrafo de Minamata », basado en una historia real,  está dirigido por Andrew Levitas (“Lullaby”) y producido e interpretaoa por Johnny Deep (“Eduardo Manotijeras” “Piratas del Caribe”),

 

El actor –que por cierto acaba de perder una denuncia contra el tabloide británico The Sun, a cuenta del maltrato infligido a su última mujer- encarna a un mítico fotoperiodista estadounidense, William Eugene Smith, célebre por sus fotografías de la Segunda Guerra Mundial,  quien en 1971 acudió a Japón encargado por la revista LIFE Magazine  para fotografiar las secuelas que los vertidos de mercurio de la fábrica Chisso estaban dejando en las familias de los trabajadores que vivían en la zona: aparte los trabajadores que habían quedado completamente inútiles, había un número importante de hijos nacidos con importantes malformaciones, algunos incluso auténticos vegetales privados de todos los sentidos.

 

Virtuoso de la fotografía y adornado con muchos de los defectos que existen en el catálogo de los humanos –es un alcohólico, tiene abandonados a sus hijos, que le odian, es grosero e incluso maleducado con los directores de publicaciones  que le encargan trabajos- Eugene Smith ha conocido a una traductora japonesa que es quien le ha puesto al corriente de lo que se conoce en Japón como “la enfermedad de Minamata”, del nombre del pueblo en que está la fábrica contaminante.

 

Perseguido, e incluso atacado, por los sicarios de la dirección de la fábrica, que se niega a reconocer las consecuencias de la contaminación y  a indemnizar a las víctimas, con la cabeza vendada y un brazo en cabestrillo, el fotógrafo –con boina “al estilo Robert Capa”, una voz que cambia de tono según esté sobrio o borracho, una barba que parece postiza y una cámara Minolta al cuello -  finalmente lleva a cabo el trabajo encomendado como si se tratara de una odisea y él fuera el héroe que ha salvado al pueblo.

 

Porque de hecho, y aunque se trata de un historia importante, de un escándalo más de la sociedad del “todo beneficio” que sigue su carrera imparable sin siquiera mirar a los inmolados que va dejando por el camino, la película es el retrato fallido, tanto del hombre como de la causa que quiere denunciar, contado con una torpeza manifiesta que convierte al reportero que destapa casos de corrupción, malas prácticas y negligencia, en un personaje sin consistencia, en la “estrella”  del oficio que es justamente su antítesis (justamente hoy que hemos conocido el asesinato en Burkina Faso de David Beriaín y Roberto Fraile, un periodista y un reportero gráfico que, como tantos otros,  llevaban años  dando testimonio de muchas situaciones injustas sin ponerse medallas).

 

William Eugene Smith, nacido en 1918 en Wichita (Kansas), se inició en la fotografía a los 15 años. Publicó sus fotos en los diarios locales antes de graduarse en el New York Instutute of Photography. Trabajó como freelance para LIFE  Magazine pasando después a la Agencia Magnum. Fue corresponsal de guerra durante la Segunda Guerra mundial, cuando muchos de sus reportajes alcanzaron difusión mundial, entre ellos el titulado “Spanish Village” - publicado en LIFE en 1951-, una parte del cual se realizó en Deleitosa, «un pueblo sin nombre» y casi sin contacto con el progreso de la provincia de Cáceres durante la dictadura franquista, que tenía 2650 habitantes, el triple que ahora, y carecía de teléfono, alcantarillado y agua corriente”.

 

 

 

 

 

 

 

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