A68, imagen de Hubert Neufeld, Unplash
En
2017, cuando se separó del casquete polar Larsen C en la península Antártica,
el iceber A68, que acaba de fundirse hasta desaparecer en el Océano Atlántico,
medía 5.800 kilómetros cuadrados, según un artículo de Science Alert , del canal público británico
BBC. En aquel momento era uno de los
mayores jamás conocidos.
La información asegura que tras permanecer
prácticamente inmóvil durante un año, el iceberg A68 empezó a derivar a
velocidad creciente en el Atlántico Sur, hacia la isla Georgia del Sur. Las imágenes
de los satélites demuestran cómo una semana después de iniciar la deriva empezó a agrietarse, a causa de la presión de
las olas y de que la temperatura del aire y el agua era cada vez mayor.
Los fragmentos, muy grandes al principio, se fueron despedazando
en trozos demasiado pequeños para poder seguirlos; de hecho, el Centro nacional
estadounidense de datos sobre al nieve y el hielo sigue a los iceberg cuando
miden al menos 18,5 kilómetros de longitud, o tienen una superficie mínima de
68,5 kilómetros cuadrados. El pasado 16 de abril de 2021, el trozo más grande del A68 solo medía 5,5 por
3,7 kilómetros.
Aunque la desaparición del
A68 es una mala y triste noticia para los defensores del medio ambiente, el
artículo de Science Alert celebra que su deriva haya sido la más seguida de la
historia, hasta el punto de que el iceberg se había convertido en “una estrella
de las redes sociales”. Internautas del mundo entero han compartido fotos en
Twitter e Instagram. « A68 –ha declarado la especialista británica en
cartografía Laura Gerrish- ha suscitado la atención de muchas personas
diferentes. Hemos visto todos sus cambios, hemos podido seguirle a través de
imágenes por satélite diarias, con un nivel de detalles como nunca habíamos podido
ver antes”.
En febrero pasado, el
organismo Investigación Antártica Británica envió dos robots al océano para
intentar estudiar de cerca algunos de los fragmentos del A68. “Uno ha
desaparecido, pero el segundo será recuperado en mayo y sus datos deberían
proporcionar información sobre la manera en que los icebergs afectan a su
entorno cuando se funden y vierten importantes volúmenes de agua dulce al
océano”.
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