“Estación de
máscaras”, Venezuela entre la fiebre del petróleo y el golpe de estado
“-Todo está lo
mismo.
Nada está lo
mismo, ni las palabras que se dicen, ni el significado de ellas ni las personas
que las dicen”.
En el momento en que Venezuela experimenta una
enorme penuria de petróleo, su bien más preciado durante el pasado siglo y el
impulsor de un desarrollo económico que llenó el país de millonarios y
especuladores, es de lo más pertinente la aparición en las librerías de la
novela “Estación de máscaras”, de Arturo Uslar Pietri.
Con la publicación de este relato, la editorial madrileña Drácena completa la
publicación de toda la obra novelística del venezolano Arturo Uslar Pietri, uno
de los escritores del “boom latinoamericano” menos seguido en España, quizá
porque en su momento no estuvimos muy familiarizados con lo que ocurría en
Venezuela en los años del siglo XX que, según leo, coincidieron con el
crecimiento de la riqueza que trajo el petróleo.
Segunda parte de lo que inicialmente iba a ser una
trilogía, que quedó inconclusa, –la primera fue “Un retrato en la geografía”- esta novela es una de las tres que su autor
situó en la Venezuela contemporánea, con su mezcla de intereses económicos y
políticos, sus luchas de poder, sus militares golpistas, tradición que por
cierto sigue vigente, sus clases sociales muy diferenciadas y una alta sociedad
“que apoyó el golpe de estado, ávida de riqueza petrolífera”.
“Estación de máscaras” es una novela realista con
desniveles en el relato, excesivamente dialogada y con un final casi “rosa”,
que comienza con un incidente ocurrido en 1937 en la Universidad Central de
Caracas, que se saldó con la muerte de un policía por el disparo que salió de
un grupo de estudiantes entre los que se encontraba Alvaro Collado, quien salió
huyendo del país para evitar ser detenido. Mientras el fugado recorría países
cursando estudios durante diez años, su familia, en la capital, ayudaba
económicamente a la del policía muerto y especialmente al mayor de sus hijos,
que se llamaba igual que el difunto Lázaro Agotángel.
El trasterrado regresa en 1948 con una personalidad
“ilustrada e idealista” que casa poco con la transformación que ha
experimentado el país en su ausencia, donde priman “el ansia del dinero fácil y
de los grandes negocios inmobiliarios realizados a la sombra del gobierno
autoritarios de turno”, y donde se está gestando un inminente golpe de estado,
en el que están involucrados sus viejos conocidos, que será la puerta de
entrada de la siguiente dictadura: “Era
como un hombre que hubiera resucitado de otra vida. Que se hubiera quedado
dormido por años y volviera para la terrible experiencia del regreso y del
encuentro”.
En algún momento de ese regreso complicado, los dos
protagonistas –Alvaro y Lázaro, dos perfectos antihéroes- coinciden.
Arturo Úslar Pietri (Caracas,
1906-2001), como descendiente de un edecán de Simón Bolívar y de dos
presidentes de Venezuela —su abuelo materno, el general Juan Pietri, fue
presidente del consejo de Gobierno— se crio en un ambiente de honda impronta
política, que se verá plasmada en la multitud de cargos que ocupó: tres veces
ministro —de Educación, de Hacienda y de Interior—, secretario de la Presidencia
de la República, diputado, senador y hasta candidato a la Presidencia de la
República en 1963.
Su otra vocación, la literaria, se remonta a 1928,
cuando en enero apareció el único número de la revista “Válvula”. Al año siguiente fue nombrado agregado civil
en la embajada de Venezuela en París. Durante el lustro que residió
en la capital francesa (1929-1934) trabó su duradera amistad con Miguel Ángel
Asturias y Alejo Carpentier; frecuentó a los poetas Paul Valéry, André Breton,
el surrealista Robert Desnos y el mago español de la greguería Ramón Gómez de
la Serna…
Arturo Uslar Pietri fue quien formuló el término
“realismo mágico”, en el ensayo de 1948 “Letras y hombres de Venezuela”. Su
obra literaria aborda todos los géneros, en especial el ensayo periodístico, siete
novelas, la primera y más conocida es “Las lanzas coloradas” (1931),
y nueve recopilaciones de cuentos. En 1990 recibió el Premio Príncipe de
Asturias de las Letras.
Estación de máscaras
Editorial: Drácena, Madrid 2020
ISBN: 9788412180718
Nº paginas, 268, 18 €
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