lunes, 21 de septiembre de 2020

Aviones llenos que no van a ninguna parte


La compañía aérea de Brunei, un pequeño estado situado en la isla de Borneo (Sudeste asiático), que comparte con Malasia e Indonesia -antiguo protectorado británico, uno de los cinco miembros de la Commonwealt que tiene su propio monarca, el sultán Hassanal Bolkoal- ofrece vuelos que despegan y aterrizan en el aeropuerto internacional del sultanato.

El objetivo es satisfacer las necesidades de personas acostumbradas a efectuar continuos viajes de trabajo, que se han visto privados de ellos a causa de la pandemia que restringe la entrada de extranjeros en muchos de los países del planeta. Es una información del digital francés Slate, que cita al canal estadounidense CNN.

Como el virus ha afectado poco al cerca de medio millón de habitante de Brunei, en esos extraños vuelos solo lleva mascarilla la tripulación, los pasajeros no están obligados a ponérsela. Para la compañía aérea, estos vuelos son una forma de seguir manteniendo la actividad ofreciendo a sus clientes “una experiencia nueva y satisfactoria” que, naturalmente, no todos pueden permitirse.

Pero la compañía de Brunei no es la única que ofrece este tipo de vuelos, también se pueden conseguir en las agencias de viajes de Taiwan, Japón y Australia, promocionados como  “vuelos panorámicos” o “vuelos a ninguna parte” e incluso, para hacerlos más atractivos, como  “dine and fly” (come y vuela),  para “volar y comer disfrutando de la belleza de las costas”

El periódico francés asegura que el pasado 15 de septiembre de 2020, la compañía de bajo coste australiana Qantas vendió en 10 minutos toda su oferta de  « vuelos a ninguna parte » de siete horas de duración en torno a Australia, por un precio de entre 500 y 2.300 euros, dependiendo de si se trataba de la tarifa económica o la premiun. Qantas también ofrece vuelos a la Antártida, que “no aterrizan pero permiten sobrevolar y admirar los glaciares”. En Taiwan, la compañía EVA agotó en minutos las 300 plazas de su vuelo “A380 Hello Kitty”, que tampoco iba a ninguna parte.

 

Al parecer, las redes sociales de los países donde existe esta oferta de vuelos están llenas de críticas que recuerdan que el avión es uno de los medios de transporte más contaminantes. Un ejemplo es el tuit de una tal Léa Antigny (@leaantigny): « Impaciente por contar a mis hijos que un día utilicé esta oportunidad de contribuir a empeorar el cambio climático” (excited to tell my kids one day we used this opportunity to actually make climate change worse).

 

 

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