La compañía aérea de Brunei, un pequeño estado situado en la isla de Borneo (Sudeste asiático), que comparte con Malasia e Indonesia -antiguo protectorado británico, uno de los cinco miembros de la Commonwealt que tiene su propio monarca, el sultán Hassanal Bolkoal- ofrece vuelos que despegan y aterrizan en el aeropuerto internacional del sultanato.
El objetivo es satisfacer las necesidades de
personas acostumbradas a efectuar continuos viajes de trabajo, que se han visto
privados de ellos a causa de la pandemia que restringe la entrada de
extranjeros en muchos de los países del planeta. Es una información del digital
francés Slate, que cita al canal estadounidense CNN.
Como el virus ha afectado poco al cerca de medio
millón de habitante de Brunei, en esos extraños vuelos solo lleva mascarilla la
tripulación, los pasajeros no están obligados a ponérsela. Para la compañía aérea,
estos vuelos son una forma de seguir manteniendo la actividad ofreciendo a sus
clientes “una experiencia nueva y satisfactoria” que, naturalmente, no todos pueden
permitirse.
Pero la compañía de Brunei no es la única que
ofrece este tipo de vuelos, también se pueden conseguir en las agencias de viajes
de Taiwan, Japón y Australia, promocionados como “vuelos panorámicos” o “vuelos a ninguna parte”
e incluso, para hacerlos más atractivos, como “dine and fly” (come y vuela), para “volar y comer disfrutando de la belleza
de las costas”
El periódico francés
asegura que el pasado 15 de septiembre de 2020, la compañía de bajo coste
australiana Qantas vendió en 10 minutos toda su oferta de « vuelos a ninguna parte » de siete
horas de duración en torno a Australia, por un precio de entre 500 y 2.300
euros, dependiendo de si se trataba de la tarifa económica o la premiun. Qantas
también ofrece vuelos a la Antártida, que “no aterrizan pero permiten
sobrevolar y admirar los glaciares”. En Taiwan, la compañía EVA agotó en
minutos las 300 plazas de su vuelo “A380 Hello Kitty”, que tampoco iba a
ninguna parte.
Al parecer, las redes
sociales de los países donde existe esta oferta de vuelos están llenas de
críticas que recuerdan que el avión es uno de los medios de transporte más
contaminantes. Un ejemplo es el tuit de una tal Léa Antigny (@leaantigny): « Impaciente
por contar a mis hijos que un día utilicé esta oportunidad de contribuir a
empeorar el cambio climático” (excited to tell my kids one day we used this opportunity to actually
make climate change worse).
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