Anders es profesor. Este danés
elige para su primer trabajo el remoto pueblo de Tiniteqilaaq, ochenta
habitantes, en Groenlandia. Vida dura, rechazo de la población… poco a poco
consigue insertarse: en lugar de enseñar decide aprender…
“Profesor en Groenlandia” nos
habla del conflicto interno del profesor, llegado de la capital, del
intercambio de valores, y nos enseña maravillosos paisajes polares. Pero, con
toda sinceridad, hay que meter una historia con calzador para rodar un hermoso
documental de auroras boreales, icebergs, salmones y osos polares? No es el único caso. Ultimamente estamos
asistiendo a la proyección de distintas películas “ecológicas”, auténticas odas
a esta naturaleza que destrozamos con nuestro modo de vida, que en mi opinión
debieran renunciar a la parte de ficción y limitarse a ser lo que en el fondo
son: documentales.
Aunque también hay que decir
que “Profesor en Groenlandia” es de las que se pueden salvar. Escrita y
dirigida por Samuel Collardey (“Oficina de infiltrados”, “Como un león”), y protagonizada por los debutantes Anders
Hvidegaard y Asser Boassen, que con un poco de fantasía añadida se interpretan
a sí mismos, estuvo seleccionada en la sección “Ecrans Juniors” del Festival de
Cannes y para el Premio del Jurado en Sundance.
Más documental que película de
aventuras, el profesor que elige Groenlandia para iniciarse en la enseñanza,
descubre una forma de vida completamente opuesta a la del confort europeo y las
enormes dificultades de intentar enseñar a unos niños –por cierto, ¿no son
demasiados los alumnos que ocupan los pupitres de la escuela para una población
de tan solo 80 habitantes?- sin conocer su lengua. Centrándonos en lo esencial,
el profesor Anders se traslada a una “colonia” de Dinamarca (aunque nadie se
atreva a llamarla así), en la que perviven las relaciones de dominación sobre
los pobladores originales, Inuits (esquimales), ninguno de los cuales ocupará
jamás los puestos de responsabilidad, que son para los daneses.
Doble relato iniciático: los
alumnos, y en especial el pequeño Asser, adquirirán algunos de los
conocimientos que quiere transmitirles el profesor, y el maestro Anders abandonará
algunas ideas preconcebidas y se enterará de que en medio de enormes masas de
hielo, que allí no resultan amenazadoras, existe otra forma de vida en la que
priman valores culturales como la familia, la transmisión oral, la caza y la
pesca y los viajes en trineo. El profesor aprenderá la lengua, se dejará
enseñar, ambos irán dejando atrás las sospechas y la desconfianza inicial.
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