Querid@,
Hoy, ni flores ni bombones. Hoy, 14 de febrero, abrazos.
Abrázame hasta que
Casado deje de decir gilipolleces y falsedades.
Abrázame hasta
que, descontando los políticos presentes y los periodistas afines, cuadren las cifras
de los que se han descolgado de los balcones para bajar a las calles.
Abrázame hasta que
alguien le explique a Teodoro, campeón de escupir güitos y cum laude en aritmética,
que las masas no se pueden contar asomándose a un balcón de la plaza (Él
estuvo “en un balcón de la Torre Colón y
conté los doscientos mil”: o sea, 1,2,3…199.999 y 200.000).
Abrázame hasta que
a Rivera le regalen un sonotone para
que cuando dicen “que suban los líderes políticos presentes a la tribuna” no escuche “que suban los líderes, los
políticos presentes y sus amigos, amantes, follamigos y conocidos”, para que se
pongan en fila a su lado separándole, nunca lo suficiente, de Abascal.
Abrázame hasta que
los “periodistas independientes que leen manifiestos ultras y mentirosos” se
den cuenta de que, por más que se desgañiten, no son independientes sino ultras
y mentirosos.
Abrázame hasta que
dejen de pelear por quien tiene la bandera más larga.
Abrázame hasta que
los carcamales del psoe cierren la boca y regresen a sus consejos de
administración.
Abrázame hasta que
alguien haga caso a una chica muy simpática y
añada al santoral el Día
de la Vergüenza Ajena.
Abrázame hasta que
aprendamos que la Vida es lo que pasa fuera de la televisión.
Abrázame hasta que
todos los hombres comprendan que su futuro son las mujeres.
Abrázame hasta que
alguien le lave la boca con lejía a Casado.
Abrázame hoy, 14
de febrero, que estamos muy necesitados.
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