miércoles, 17 de junio de 2015

AI: Marruecos 2010-2014. Mujeres, hombres y niños torturados


Mientras el parlamento francés se dispone a aprobar un preocupante acuerdo de cooperación judicial con Marruecos, Amnistía Internacional (AI) ha publicado un informe titulado La sombra de la impunidad. La tortura en Marruecos y en el Sáhara Occidental que pone de manifiesto una realidad mucho más sombría que la imagen de apertura presentada por los dirigentes marroquíes, cuando reaccionaron a los levantamientos populares de 2011 en la región prometiendo adoptar un conjunto de medidas progresistas, y una nueva Constitución que prohíba la tortura.

Los responsables marroquíes presentan la imagen de un país abierto, respetuoso con los derechos humanos. Pero esa imagen será solo un espejismo mientras la amenaza de la tortura siga planeando sobre los detenidos y las voces disidentes. Bajo apariencias engañosas, la tortura se utiliza para ahogar la contestación y salpica algunas de las condenas dictadas por la justicia. Tanto quienes cuestionan las desigualdades como quienes expresan sus convicciones corren el riesgo de ser víctimas de violencia y tortura.

El informe de AI se basa en 173 casos de tortura, y otros tipos de maltrato a hombres, mujeres y menores por parte de policías y miembros de las fuerzas de seguridad, entre 2010 y 2014.

Torturados detenidos: obligados a «confesar»

Entre las víctimas de tortura hay estudiantes, militantes políticos de tendencia izquierdista o islamista y partidarios de la autodeterminación del Sáhara Occidental, así como personas sospechosas de terrorismo o de haber cometidos delitos comunes. El informe describe técnicas de tortura brutales empleadas por las fuerzas de seguridad con detenidos, tales como obligarles a mantenerse en posturas dolorosas, especialmente la conocida como del «pollo asado», en la que la víctima está colgada de una barra metálica por los puños y las rodillas.

Abdelaziz Redaouia, franco-argelino de 34 años, ha declarado que cuando le detuvieron en diciembre de 2013 unos oficiales le torturaron por negarse a firmar un informe del interrogatorio en que le acusaban de una infracción relacionada con el tráfico de estupefacientes: “No quise firmar y me golpearon. Me metieron una esposa en la mejilla y tiraron como si me la fueran a agujerear”. Añadió que le hundieron la cabeza en el agua, le dieron descargas eléctricas en los genitales con una batería de automóvil y le golpearon en la planta de los pies mientras permanecía colgado.

Manifestantes y peatones brutalizados

El informe asegura que las fuerzas de seguridad muestran un desvergonzado sentimiento de impunidad, pegando a los manifestantes ante la vista de todo el mundo, como advertencia al resto de la población. El documento menciona decenas de casos de violencia policial contra manifestantes y simples peatones, y también con personas que se encontraban dentro de vehículos. Abderrazak Jkaou, un estudiante que se manifestaba, aseguró que unos policías le golpearon en el campus hasta que perdió el conocimiento, la víspera de una manifestación en Kenitra: “Algunos de ellos llevaban unos palos largos, me llenaron el cuerpo de golpes, de la cabeza a los pies. Luego, un policía de civil me puso las esposas y me golpeó entre los ojos. Caí inconsciente. Enseguida, otros me aplastaron la vejiga con los pies hasta que me oriné encima. Siguieron golpeándome hasta que perdí el conocimiento, luego me arrojaron en mitad del campus como advertencia para otros estudiantes, que pensaban que estaba muerto”.

Aunque muchos de los testimonios recogidos de detenidos y torturados corresponden a militantes conocidos, otros no eran más que gente que pasaba por el lugar. Kadhija, un nombre falso para proteger a la testigo, explicó que unos policías le agredieron cuando iba caminando cerca del lugar en que se había organizado una protesta, en un campus de Fez en 2014: “Unos policías antidisturbios llegaron por detrás y me hicieron dar un traspiés. Me caí y ellos rompieron mi pañuelo y me golpearon. Luego me arrastraron por las piernas, con la cara contra el suelo, hasta su camioneta. Dentro me esperaba una decena más. Entonces fue cuando me pegaron más fuerte”.

Un sistema que protege a los torturadores y no a las víctimas

Por otra parte, el informe relata una nueva práctica alarmante: la invocación de la legislación en base de «denuncias falsas» o «calumniosas», para perseguir a las víctimas de tortura que cuentan lo que les ha n hecho. Apoyándose en esas leyes, las autoridades marroquíes han abierto diligencias a ocho personas que habían presentado denuncias por torturas en los últimos doce meses. En 2014, los jóvenes militantes Wafae Charaf y Ossama Housne fueron declarados culpables, y condenados a dos y tres años de cárcel respectivamente, por “alegaciones engañosas” y “difamación”, tras presentar una denuncia por torturas; y eso que ni siquiera revelaron la identidad de los torturadores.

¿Francia cómplice de la impunidad de los torturadores marroquíes?

Cuatro de las personas perseguidas por las autoridades marroquíes, que poseen doble nacionalidad o son cónyuges de un francés, han presentado denuncias ante los tribunales franceses. Sin embargo, en el futuro esto podría resultar imposible si la Asamblea Nacional francesa aprueba un acuerdo por el que los tribunales franceses ya no podrán ser competentes para pronunciarse sobre violaciones de los derechos cometidas en Marruecos.

Marruecos, por su parte –sigue el informe de AI- se encuentra en un cruce de caminos: puede optar por un sistema judicial suficientemente fuerte para perseguir a los autores de violaciones de derechos humanos, o por una justicia que les proteja. El gobierno habla de reformas, pero las autoridades parecen más interesadas en aplicar las  leyes contra la difamación, que contra la tortura. Si quieren que eso cambie tendrán que llevar a los torturadores ante la justicia, no a las víctimas de tortura. Quienes denuncian ese tipo de actuaciones tienen que ser protegidos, y no perseguidos.

Marruecos intenta quedar bien

«Tras la presentación al gobierno marroquí una evaluación preliminar de los resultados de nuestras investigaciones, lo ha rechazado categóricamente en una larga, centrándose en los esfuerzos llevados a cabo por las autoridades para combatir la tortura y sobre todo en las reformas jurídicas previstas. Sin embargo, no ha abordado las cuestiones esenciales planteadas por la organización, en relación con algunas alegaciones específicas de torturas, tales como la patente ausencia de investigaciones dignas de ese nombre. El gobierno marroquí asegura que la tortura pertenece al pasado. Aunque es verdad que ha adoptado algunas medidas, un solo caso de tortura representa un grave fracaso y nosotros hemos encontrado hasta 173 en Marruecos y el Sáhara Occidental, relativos a personas de todo tipo.
“El derecho marroquí prohíbe la tortura pero para que eso signifique algo realmente en la práctica las autoridades deben efectuar investigaciones sobre las legaciones de tortura, en lugar de rechazarlas por principio”.


Se puede leer el informe completo, en inglés, en la página web de Amnesty International.

Se puede mostrar la solidaridad con los marroquíes condenados por denunciar torturas firmando en: http://www.amnesty.fr/Nos-campagnes/Stop-Torture/Actions/Maroc-liberez-Wafae-Charaf-et-Oussama-Housne-emprisonnes-pour-avoir-denonce-la-torture-14455

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