Las ovejas no pierden el tren es
una entretenida comedia española dirigida por Alvaro Fernández Armero (Salir
pitando, Brujas) y protagonizada por Inma Cuesta (Tres bodas de más,
Blancanieves, La voz dormida), Raúl Arévalo (La isla mínima, Los amantes
pasajeros, “Primos), Candela Peña (Una pistola en cada mano, Princesas), una
recuperada Kiti Manver (Vive cantando, Los abrazos rotos), y unos cuantos actores
más, que habla de las parejas y las familias versión siglo XXI.
La pareja de Luisa y Alberto se
marcha a vivir a un pueblo desde el que ella se desplaza diariamente a Madrid,
para atender su academia de costura, y donde él se enfrenta al vértigo del
folio en blanco, porque tendría que estar escribiendo la novela de su vida y no
“le sale”, por lo que se dedica a pasear por el pueblo y ayudar a un vecino
ganadero. Juan, hermano de Alberto, antigua estrella de la televisión deportiva
en horas bajas, divorciado y padre de dos niñas, vive en la capital un
desafortunado romance con una chica mucho más joven, a la que defrauda. Por su
parte Sara, hermana de Luisa, pequeña empresaria de un negocio de cafetería,
disfraza de emancipación y mujer liberada su desesperada búsqueda de un
marido…Y un poco al margen pero sobrevolando todo, la madre de las dos chicas
apura los años de la segunda mitad de su vida.
Mucho humor en una historia que no
chirría en ningún momento porque, en el fondo, todos los personajes son
tremendamente conservadores –el bohemio acaba cuidando ovejas, el donjuán
querría recuperar a su exmujer, los hijos se ocupan y se preocupan por los
padres…- y no aspiran más que a una tranquila existencia como las “de siempre”.
Menos tópicos de los habituales en
las comedias españolas y algunos recursos realmente ingeniosos convierten a Las
ovejas no pierden el tren en una atractiva comedia costumbrista sin demasiadas
pretensiones.
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jueves, 29 de enero de 2015
Las ovejas no pierden el tren: trabajo, familia y amor
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