-¿Qué pretende? ¿Qué cada alemán se
pregunte si su padre era nazi?
-Si, que se sepa la verdad y se
rompa el silencio.
La conspiración del silencio (Im
Labyrinth des Schweigens), ganadora de tres premios, entre ellos el del Jurado,
en el Festival del Film de Historia de Pessac en noviembre de 2014, y un
galardón al mejor actor en los Premios del Cine Bávaro, es una espléndida
película basado en la investigación que culminó en los juicios de Auschwitz,
donde se condenó a algunos de los miembros de las SS que sirvieron en el mayor
campo de exterminio nazi.
La conspiración del silencio –cuyo
estreno en España coincide con las fechas de la conmemoración del 70
aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, 27 de enero
de 1945 (1)- es la que se estableció en la posguerra, en las más altas instancias
gubernamentales alemanas, para que se silenciaran los crímenes de guerra de los
nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y permanecieran enterrados para
siempre jamás, costara lo que costara. “La conspiración del silencio es una
inmersión en los archivos de ‘la banalización del mal’, que lleva a descubrir
los horrores perpetrados en los campos de concentración y exterminio. Con los
juicios de Auschwitz los alemanes se enteraron de que los nazis no habían
desaparecido al finalizar la guerra (como era lógico suponer) sino que habían
continuado llevando una vida normal, como si no hubiera pasado nada, como si no
hubieran participado en una de las páginas más vergonzosas de la historia… El
trabajo de recuperación de la memoria, Vergangenheitsbewältigung, se hizo
lentamente en la República Federal. Costó mucho reconocer la naturaleza del
régimen criminal nazi. Alemania no quería saber nada”.
En 1958, en la Alemania de la posguerra
y cuando ya habían pasado doce años de los juicios de Nuremberg –donde se juzgó
a 24 de los principales responsables del III Reich acusados de complot,
crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad-, cuando la mayor parte de la
población había decidido “no volver a hablar” del asunto, el joven fiscal Johann
Radmann (Alexander Fehling, Malditos bastardos) –quien personifica en la
ficción el trabajo que en la vida real realizaron tres jóvenes fiscales Joachim
Kügler, Georg Friedrich Vogel y Gerhard Wiese- descubre algunos elementos
esenciales para iniciar un proceso contra un antiguo SS, que había estado en
Auschwitz. Igual que ocurrió aquí no hace mucho con las investigaciones del
juez Baltasar Garzón, que le costaron al menos un parón en su carrera, el joven
fiscal de Frankfurt de La conspiración del silencio tiene que enfrentarse a la
hostilidad de una sociedad que quiere huir de su pasado, y olvidarlo.
Johann Radmann, se encuentra con un
caso explosivo entre las manos cuando el periodista Thomas Gnielka (André
Szymanski), le cuenta que uno de sus amigos ha identificado a un antiguo
guardián de Auschwitz que ejerce de profesor en un instituto de Frankfurt. El
fiscal y el periodista empiezan a recoger testimonios, buscan en los archivos,
acumulan documentación, mientras mucha gente, en el cuerpo judicial y en las
esferas políticas, se oponen a sus investigaciones. Se suceden las amnistías
para los criminales y las llamadas de atención para los investigadores. Solo el
Fiscal General Fritz Bauer (2) le apoya para que continúe, nombrando a otro
fiscal para que le ayude en la búsqueda de indicios y personas, aunque
advirtiéndole de que se va a encontrar muchos casos de falta de pruebas y que
solamente podrá intentar que se juzgue a los asesinos declarados, y a los que
se les pueda probar la intención de matar. En la documentación del mando
estadounidense Radmann encuentra confirmación de que también su padre –al que
siempre creyó un soldado desaparecido en la contienda- pertenecía al partido
nazi. En ese momento su mundo se hunde, dimite del cargo e intenta trabajar
como abogado en un bufete muy poco escrupuloso con el comportamiento de sus
clientes. Finalmente regresa, es reconfirmado en su puesto y entra en la sala
del juicio, junto a su compañero, dispuesto a rescatar una parte de la memoria
de Alemania.
Basada en hechos reales y dedicada
al Fiscal del Estado y a los tres auténticos fiscales de Frankfurt que llevaron
a cabo la exhaustiva investigación que les permitió acusar de asesinato a 19
militares del campo de Auschwitz, de los que 17 fueron condenados como autores
de crímenes de guerra, La conspiración del silencio es una historia de valor,
responsabilidad y lucha por la justicia frente a la gran conspiración existente
para ocultar el pasado nazi de muchas personalidades y altos cargos del
gobierno alemán que, una vez terminada la guerra, guardaron la guerrera militar
en el fondo del baúl y reemprendieron una vida “normal”.
Cuando suceden los hechos que nos
cuenta esta película Alemania está inmersa ya en pleno “milagro económico” y la
mayoría de los alemanes, que van salir beneficiados, solo quieren olvidar y
borrar el sentimiento de culpabilidad que arrastran. Durante las
investigaciones, los fiscales se dan cuenta de que muchos de sus conciudadanos
pretenden no haber oído nunca hablar del campo de Auschwitz, mientras otros les
declaran abiertamente que quieren olvidar lo que saben.
Solo el apoyo incondicional del
Fiscal del Estado, el judío Fritz Bauer (Gert Voss, superviviente del holocausto),
conseguirá que culminen las investigaciones y, aunque se les “escapan” dos de
los mayores asesinos de la historia –Adolf Eichman, teniente coronel de las SS
y miembro del partido nazi, encargado de la “cuestión judía” por Hitler,
secuestrado en Buenos Aires en 1960 por el Mossad israelí, juzgado, condenado y
ejecutado en Jerusalén el 31 de mayo de 1962; y Josef Mengele, médico y oficial
de las SS conocido en el campo de Auschwitz como “el ángel de la muerte” y uno
de los autores de la “solución final”, quien después de la guerra huyó a
Argentina y Paraguay, donde vivió y murió tranquilamente, con nombre falso y
sin que nunca le juzgaran, en 1979-, consiguen lo que nadie había intentado
hasta entonces: que, a diferencia de los juicios de Nuremberg que llevaron a
cabo los “aliados” vencedores de la guerra, en este caso fuera la propia
Alemania quien persiguiera a sus criminales sentando en el banquillo de
Frankfurt a 19 SS, acusados de crímenes de guerra, y condenando a 17 de ellos.
La conspiración del silencio es el
primer largometraje del guionista, actor y realizador italo-alemán Giulio
Ricciarelli (“Me pareció una historia increíble. Me costó bastante creer que
los alemanes de finales de los años 50 nunca hubieran oído hablar de
Auschwitz”), con un resultado verdaderamente excepcional.
(1)- Fue el Ejército Rojo quien
liberó a los prisioneros del campo de la muerte de Auschwitz-Birkenau,
construido en 1940 en Polonia, donde asesinaron a millón y medio de personas,
mayoritariamente judíos pero también comunistas, homosexuales, gitanos y otros
prisioneros de guerra capturados por el ejército nazi, y donde el ángel de la
muerte, el médico Josef Mengele, llevó a cabo sus “experimentos” con hermanos
gemelos y otras “curiosidades” de la naturaleza humana. En 1979, Auschwitz
entró a formar parte del patrimonio mundial de la humanidad, que controla la
Unesco, para que nunca se olvide lo que ocurrió allí dentro. “Cuando, el 27 de
enero de 1945, los soviéticos entraron en Auschwitz no tenían el menor conocimiento
de la existencia del sistema concentracionario que existía allí dentro”, ha
dicho en las antenas de Radio France Internationale, Annette Wieviorka,
directora emérita del Centre National de la Recherche Scientique (CNRS) de
París, especialista de la memoria de la Shoah. En muchas ocasiones, la
exministra francesa Simone Weil, autora de la despenalización del aborto en
Francia y fallecida en 2009, ha contado su experiencia: detenida a la edad de
17 años, en marzo de 1944, fue deportada con su madre y sus hermanos al
complejo de Auschwitz, donde trabajó como cocinera y en la fábrica Siemens.
Toda la obra del escritor y exministro español Jorge Semprún, fallecido en
2011, está profundamente marcada por su paso por el campo de concentración de
Buchenwald, al que llegó, tras ser torturado, como detenido por pertenecer a la
resistencia francesa: de hecho, varios de sus libros recogen su paso por la
administración del campo (El largo viaje, La escritura o la vida, Aquel
domingo, Viviré con su nombre, morirá con el mío).
(2)- Fritz Bauer fue el iniciador
de los Juicios de Auschwitz que, entre 1963 y 1965, se celebraron en Francfurt
y en los que comparecieron 19 guardias del campo de la muerte. Estuvo implicado
en la detención, por el Mossad, de Adolf Eichman en Buenos Aires; también
defendió a los resistentes del 20 de julio de 1944, acusados de complot para
matar a Hitler, en un proceso en 1952 en el que demostró la legitimidad de la
resistencia contra un estado de no-derecho.
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