“Un buen padre” (Paternel), debut en el largometraje del francés Ronan Tronchot (hasta ahora montador y director de los cortometrajes “November” y “Deep in The Forest”), coescrito junto a Ludovic du Clary y protagonizada por Grégory Gadebois (“El oficial y el espía”, “Presunción de inocencia”), es un drama que explora el significado de la vocación sacerdotal y las ancestrales reglas que mandan todavía en la iglesia católica. En el reparto figuran también Géraldine Nakache (“Todo lo que brilla”, “J’irai ou tu iras”), Lyes Salem (“Abou Leila”, “La vrai famille”) y el joven debutante Anton Alluin.
En un pequeño pueblo francés,
Simón es un inspirador sacerdote católico, completamente dedicado a su
parroquia. Durante una ceremonia se encuentra con Louise, a quien conoció años
antes de convertirse en sacerdote, quien le presenta a Aloé, su hijo de once
años, y le confiesa que es su padre
biológico. Esta revelación destruye la vida cotidiana de Simón, llevándole a
cuestionarse todas las certezas que han guiado su existencia, y a tener que
elegir entre su hijo y su vocación. . ¿Puede seguir siendo un sacerdote devoto
para los feligreses y cumplir efectivamente con el rol de padre de su hijo? En
medio de una institución en crisis, como es la iglesia católica, Simón decide emprender una lucha para
convencer a sus superiores de que su promesa de celibato es compatible con
el amor de ser padre.
“Es el paso de una paternidad
espiritual y teórica a una paternidad real y física lo que me interesa- confiesa
el realizador- Si bien elegí mantener la crónica íntima del dilema de Simón,
esta historia también busca poner en primer plano todas las contradicciones de
la Iglesia, destacando el mismo desafío de modernización al que se enfrenta. La
religión católica ha jugado un papel importante en mi educación. Más allá del
interrogante espiritual, retuve de aquellos años la importancia que la religión puede
tener dentro de una comunidad”.
“¿Por qué todo el mundo puede
llamarle padre y yo no puedo llamarle papá?”. La pregunta que formula un niño
de 11 años al cura que es su padre está en el centro de esta película
convincentemente interpretada por Gregory Gadedois.
Con algunas situaciones
bastante inverosímiles, que difícilmente aceptarían los católicos españoles (al
menos, es lo que yo creo) “Un buen
padre” (1) plantea el dilema de cómo ejercer el sacerdocio asumiendo un pasado
incómodo que, si creemos en el guión, la jerarquía francesa acaba por respetar.
En todo caso, esta película deja que sea el espectador quien se forme su propia
opinión y responda a todas las preguntas
implícitamente planteadas.
«Antes que nada –dice Ronan Tronchot, el
realizador- teníamos que evitar caer en la caricatura. Por eso nos documentamos
preguntando a curas de edades y situaciones diferentes (…) El caso de nuestro
protagonista es delicado, es un caso de conciencia (…) No ha cometido ninguna falta porque el niño
fue concebido antes de que él entrar en el seminario, y además ignoraba su
existencia
Tras consultar con un
amigo recién ordenado sacerdote, repasar el derecho canónico y preguntar a
curas y teólogos, el realizador de “Un buen padre” llegó a la conclusión de
que, en un caso similar, la respuesta la tiene el obispo correspondiente, lo
que equivale a la existencia de “una zona gris que nos dejaba el espacio para
imaginar la historia de Simón (…) para observar al hombre detrás del cura (…) Es
un ser humano, no un semidiós”.
(1) “Un buen padre”
llegará a los cines de Madrid el próximo viernes 23 de mayo de 2025.

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