Julian Assange va a ser extraditado a Estados Unidos para responder a las acusaciones de Espionaje. Priti Patel, ministra de Interior británica, ha decidido el pasado jueves la suerte del fundador de Wikileaks al poner fin a una batalla que ha durado diez años firmando una orden por la que Julian Assange tendrá que comparecer ante los jueces estadounidenses.
Assange dispone de
catorce días para apelar esta decisión que Wikileaks ha calificado de « día negro para
la libertad de prensa y la democracia británica ».
« Cualquier
persona que en este país se preocupe por la libertad de expresión –sigue el
comunicado- debería sentir una profunda vergüenza de que la ministra de
Interior haya aprobado la extradición de Julian Assange a Estados Unidos (…) Julian
no ha hecho nada mal, no ha cometido ningún delito y no es un delincuente. Es
un periodista y le castigan por hacer su trabajo. Priti Patel tenía poder para
hacer lo necesario, y en lugar de eso quedará para siempre en nuestras memorias
como una cómplice de Estados Unidos en su programa para transformar el
periodismo de investigación en un asunto criminal”.
Assange
se encuentra actualmente detenido en la cárcel de alta seguridad de Belmarsh,
en Londres, donde lleva desde abril de 2019 cuando fue detenido en la embajada
de Ecuador, después de que el presidente Lenin Moreno le retirara el asilo político
que le había concedido, en agosto de 2012, el anterior presidente, Rafael
Correa.
Assange
se hizo famoso en 2010 cuando Wikileaks publicó cientos de miles de
informaciones clasificadas sobre las guerras de Irak y Afganistán,
proporcionadas por el entonces analista del servicio de inteligencia del
ejército estadounidense, Bradley Edward
Manning, hoy reconvertido en Chelsea Manning.
En 2019, el gobierno de Estados
Unidos inculpó a Assange en aplicación de ley de espionaje de 2017 lo que provocó las críticas de los
grandes diarios, como el New York Times o el Washington Post, que escribieron
que se trataba de un ataque contra la primera enmienda de la Constitución de
Estados Unidos que consagra la libertad de expresión como un derecho
fundamental.
Para el portavoz del
Home Office británico, la decisión de extraditar a Assange « no es incompatible
con los derechos humanos, y entre ellos el de un proceso justo y la libertad de
expresión ». Este mismo portavoz cree que « en Estados Unidos será
tratado de manera apropiada, sobre todo en lo que se refiere a su salud ».
Una afirmación con la
que no está de acuerdo la esposa de Assange, Stella, quien asegura que “si le
extraditan a Estados Unidos, las condiciones en que se encontrarán será
opresivas (…) lo que podría empujarle a suicidarse”.
Por su parte, diferentes organizaciones internacionales de defensa de la libertad de
prensa se han manifestado en contra de la extradición temiendo que en Estados
Unidos a Julian Assange se le someta a condiciones de asilamiento en la cárcel
que agravarían el riesgo de un suicidio, Para Agnés Callamard, secretario
general de Amnistía Internacional, la extradición de Assange “enviará un mensaje terrorífico
a los periodistas de todo el mundo”.
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