La
leyenda urbana asegura que el éxito de la primera parte de la saga de La Mujer
de negro –película gótica de horror de producción británico-canadiense-sueca
estrenada en 2012- hizo resurgir de sus cenizas al histórico estudio Hammer,
además de dar al joven Daniel Radclife la oportunidad de salir de su
encasillamiento en el personaje de Harry Potter, que había agotado parte de su
niñez y toda su adolescencia.
Ese
éxito de hace tres años es lo que ha decidido a los productores a intentar prolongarlo,
en esta segunda parte que se sitúa en el Reino Unido de la segunda guerra
mundial y, en lugar de Radclife, tiene como protagonista a una joven maestra
que acompaña a sus alumnos huérfanos en la huida para escapar de los bombardeos
de Londres hasta la mansión atormentada , situada en una isla pantanosa y
deshabitada, donde tienen lugar los hechos que justifican que se anuncie como
una película de suspense y tensión máxima.
Pero,
en realidad, estamos ante una película decepcionante, con un guión previsible
en todo momento, a la que ni siquiera salva un final poco explícito. Dirigida
por el británico Tom Harper (autor de la serie televisiva Misfits) e
interpretada por Phoebe Fox (Siempre el mismo día) en la guapa maestra
amenazada por el fantasma de la casa y por sus recuerdos, y Jeremy Irvine
(Caballo de batalla, Un largo viaje), en el guapo aviador que también oculta un
pasado, esta segunda parte es de las que “nunca fueron buenas”.
Durante
la segunda guerra mundial, dos maestras y ocho escolares huyen de los
bombardeos y se refugian en una casa aislada, oscura, terrorífica, en la que
habita una fuerza maléfica, en la aldea desierta de Crythin Gifford. Allí
aparece un piloto de la RAF, destinado en un aeródromo ficticio de la isla que
está conectada a tierra firme por una carretera que desaparece cuando sube la
marea… El aislamiento y los poderes del fantasma de la mujer de negro –que
habita la mansión desde tiempo inmemorial- son la causa de que empiecen a
ocurrir accidentes y situaciones incontrolables de pánico.
Pese
a contar con casi todos los elementos imprescindibles –oscuridad, tempestades,
un mar que se traga la tierra y las personas, ambientes tenebroso y agobiantes,
el fantasma rabioso de alguien atormentado que vivió en el mismo lugar y está
dispuesto a impedir que nadie pueda encontrar allí refugio y paz, el muñeco
terrible que da más miedo que el fantasma, los inocentes niños víctimas de todo
e incluso el niño traumatizado que se niega a hablar desde que presenció la muerte
de su madre- La dama de negro: El ángel de la muerte (o Dama de negro 2) no
consigue seducir al espectador que sale con la impresión de haber visto un
telefilm muy aburrido que le ha hecho perder el tiempo.
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