martes, 7 de octubre de 2014

Mi vida ahora, condenada al fracaso



Kevin Macdonald ganó un Oscar en 2000 por la dirección de su primera película, el documental Un día en septiembre, sobre al asesinato de los deportistas israelíes en los Jugeos Olímpicos de Munich de 1972. Con la segunda, Touching the Void, gano un BAFTA a la mejor película británica y el premio anual del diario Evening Standard, y es el documental más taquillero en la historia del cine en el Reino Unido. Su primer largometraje de ficción, El último rey de Escocia de 2006, consiguió un BAFTA al Mejor Filme Británico y otro al Mejor Guión Adaptado. El protagonista, Forest Whitaker se llevó el Oscar y también el BAFTA por su personaje del dictador ugandés Idi Amin Dada. A lo largo de su carrera, Kevin Macdonald ha recibido nominaciones y ha recogido más premios por obras tanto de ficción como documentales.

Lamentablemente no creo que le ocurra lo mismo con su película de 2013, Mi vida ahora, a pesar de que cuenta en el reparto con la joven actriz irlandesa Saoirse Ronan (Expiación, The Lovely Bones, nominada al oscar en 2007 por Atonement), secundada por George Mckay (Amanece en Edimburgo) y Tom Holland (Lo impoisble) y de que la película sea una adaptación del best seller literario para “jóvenes adultos” How I Live Now, de Mag Rosoff (editado en España por Gran Angular), ganadora de los premios The Guardian’s Children, Brandford Boase y Michael L. Printz, que concede la Asociación Americana de Librerias. Porque la película es solamente una historia de adolescentes que imita las historias de Hunger Games (Los juegos del hambre), aunque con un toque grunge en lugar de gótico o medieval. Y el resultado es un impersonal guión que mezcla con enorme torpeza romance adolescente y apocalipsis.

 Ambientada en algún bosque perdido del Reino Unido, y en futuro cercano, Daisy, una adolescente estadounidense, es enviada a pasar las vacaciones de verano con sus primos, al otro lado del Atlántico. Allí empieza una relación con el mayor, Edmund, cuando empieza una escalada terrorista en el país, que cae en un estado militar violento y caótico: ha explotado un ingenio nuclear y hay que evacuar a la población. Los primos son separados y Daisy luchará para sobrevivir a una guerra sinsentido y reunirse de nuevo en Edmund. Como dice el crítico de Télérama “amor púber y realismo post-11 de septiembre hacen muy malas migas en esta película”. O, como ha escrito el crítico de Les Inroocks, Mi vida ahora “basada en una contradicción enorme, tropieza con un problema de escala al pensar que puede ser normal hundir al mundo entero en un desastre nuclear para conseguir la redención de una única adolescente (…) Una multitud de vidas sacrificadas por una vida salvada: la ecuación parece excesivamente desequilibrada”.

En resumen: una película mala, tremendista, bobalicona e insulsa-

 

 

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