Magical Girl, segundo largometraje
del madrileño Carlos Vermut (Diamond Flash), ha sido Concha de Oro a la mejor
película y Concha de Plata al mejor director en el Festival de San Sebastián
2014 (http://periodistas-es.com/62-festival-san-sebastian-polemica-concha-de-oro-para-magical-girl-y-premio-especial-del-jurado-vida-salvaje-41525).
Algo tendrá el agua cuando la
bendicen, aunque a mí no me ha gustado nada; me ha parecido una película
insulsa, pedante y pretenciosa y me confirma en la idea de que el lado oscuro
de las cosas, y de las personas, no tiene por qué ser necesariamente su faceta
más cinematográfica. Pero esto no es más que un punto de vista. A muchos
colegas les ha encantado Magical Girl.
En un mundo de sombras, morbosidad,
pederastia, violaciones y sadomaso– que ningún adicto al porno se frote las
manos, no hay una sola escena explícita en las casi dos horas y media de
proyección-, y con un guión donde se habla lo mínimo y todo son
sobreentendidos, aparecen un par de soflamas panfletarias y extemporáneas (que
ni añaden ni quitan nada a una historia sin apenas interés) nada menos que
sobre la tópica similitud entre el hombre español y el toro de lidia (allá
ellos con sus complejos) y sobre la falta de interés generalizada por el texto
constitucional que, sinceramente y dado que el volumen rojo es únicamente un
recipiente para sobres con dinero de chantajes, sobornos, fraudes y otras vicisitudes
que padecemos a diario, no viene al caso por más verdad que encierre.
Esto es cine negro combinado con
los últimos gritos de la demencia adolescente, sobre el fondo de la melodramática
historia de una niña enferma incurable y un padre dispuesto a lo que haga falta
para satisfacer sus caprichos, por impresentables que puedan parecer.
Decir además que José Sacristán es
una vez más ese buen actor que tantas veces hemos apreciado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario