Imágenes de la Fundación MOAS |
Le
Phoenix, un barco perteneciente a la rica empresaria Regina Catrambone, con
residencia en Malta, se dedica a recorrer las zonas de riesgo del mediterráneo
para intentar socorrer a los emigrantes «ilegales» que lo cruzan en
embarcaciones que corren peligro. Regina Catambrone decidió comprar el barco el
día que, mientras realizaba un crucero en un yate de lujo con unos amigos, vio
un abrigo flotando sobre las aguas. Su proyecto, que muchos han calificado de
utópico, se está revelando eficaz, según el relato efectuado por el canal de
información continua France 24, en su sección Los Observadores, un espacio
confeccionado con la información que envían los telespectadores, comprobada
ulteriormente por los periodistas de la emisora.
Le
Phoenix, un antiguo barco de pesca de cuarenta metros de eslora, descrito como
«una estación de ayuda humanitaria en el mar (MOAS, que es también la sigla de
la fundación)” tiene como objetivo prestar ayuda de urgencia a los barcos de
migrantes que lo necesiten, para limitar al máximo la pérdida de vidas. Está
equipado con barcas y dos drones que ayudan a la tripulación a encontrar las
embarcaciones que se encuentran en peligro.
Los
fundadores de MOAS, Regina y Christopher Catrambone, dirigen una compañía de
seguros y asistencia que tiene la sede en Malta. Católicos fervientes, aseguran
que la crítica del papa Francisco a la «indiferencia mundial» tras el naufragio
de cientos de migrantes en el verano de 2013, ha tenido mucho que ver con su
decisión de dedicar parte de su fortuna a esta tarea humanitaria, en la que
gastan más de 350.000 euros mensuales. Martin Xuereb, ex comandante del
ejército maltés, dirige la Fundación.
Desde
el mes de agosto de 2014, cuando el barco comenzó sus operaciones, han ayudado
a 2.200 personas, mayoritariamente sirios y palestinos, en distintas
situaciones. Actúan en coordinación con los equipos oficiales de salvamento de
Malta e Italia; su función consiste en localizar embarcaciones a la deriva y
facilitarles agua y alimentos (en última instancia incluso subirles a bordo y
poner a su disposición un equipo médico) mientras llegan los responsables
oficiales que se ocuparán posteriormente de ellos.
«Nuestro
papel es humanitario y termina cuando llega la autoridad competente y se hace
cargo de ellos. -dicen los fundadores de MOAS- No distinguimos entre emigrantes
y quienes comercian con ellos, no nos importa quién es verdugo o víctima en
estos casos; esa es tarea de la policía. Consideramos que todas las vidas son
sagradas y pretendemos salvar el máximo de ellas”.
Según
el Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), desde el comienzo
del año 2014 han cruzado el Mediterráneo más de 165.000 migrantes, de los que
más de 3.000 han perdido la vida en el intento (cifra de la Organización
Internacional de Migraciones).
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