Decididamente, la ciencia ficción
no es lo mío. Sin embargo, pese a no gustarme el género y no entender muchas de
las películas, siempre estoy dispuesta a ceder la palabra a quienes sí parecen
haber llegado al meollo del tema propuesto por el realizador, los guionistas,
el montaje… incluso la música y el sonido ambiental, porque muchas obras de
sci-fi son a la vez thrillers, historias de misterio y suspense, o cuentos de
terror. Lo anterior viene a cuento de Coherence, primer largometraje del
director estadounidense James Wird Byrkit, conocido hasta ahora por haber
estrenado en 2011 la película Rango. Antes era escritor, guionista y un
apreciado realizador de story-boards para otros colegas.
Porque Coherence ha recibido los
suficientes aplausos de la crítica internacional más especializada como para
recomendarla (aunque sin compartirlos) a los amantes del género que van a
encontrarse con “una seductora idea inicial” y “una historia agradablemente
contada hasta el final”, en una humilde película independiente llevada cabo
casi sin medios, rodada en cinco noches, con actores curtidos en series
televisivas y amigos del director que pasan la mayor del tiempo improvisando,
casi siempre sin salir del salón de la casa del realizador, y sin un guión que
seguir fielmente. Respecto a esto último, lo que yo he apreciado es un mareante
rodaje “cámara en mano” y unos diálogos a veces más incoherentes que otra cosa.
Pero insisto en que yo no estoy preparada para este tipo de obras porque
Coherence ha ganado el Premio al mejor Guión en el Festival de Sitges y ha
cosechado aplausos en el Fant de Bilabo y en Amsterdam, certámenes todos ellos
muy especializados.
Esos mismos críticos que consideran
que están ante «una pequeña joya» evocan, a la hora de establecer
comparaciones, la ya añeja serie televisiva Twilight Zone (1) como un referente
a tener en cuenta y, en particular, un episodio titulado algo así como “Los
monstruos de la calle Maple”, donde un bloque entero de vecinos va cayendo
progresivamente en el caos a partir del momento en que se quedan sin luz tras
el paso de un objeto volante no identificado.
En el caso de Coherence, el objeto
está perfectamente identificado, se trata de un cometa que pasa muy cerca de la
tierra, en concreto de Los Angeles, donde se celebra una cena de ocho amigos
que recuerdan lo que ocurrió años atrás, en 1923, en Finlandia, cuando el paso
de un cometa desorientó a todos los habitantes de un pueblo, algunos de los cuales
tuvieron comportamientos muy extraños. ¿Se va a repetir la historia? Como en
algunas obras del teatro del suspense más clásico, los actores no abandonarán
el escenario más que en contadas ocasiones, al poco de reunirse los amigos la
casa se quedará sin luz, los teléfonos móviles dejarán de funcionar y empezarán
a suceder cosas imprevistas que, según la explicación de algunos de los
comensales, son causadas por alguien que actúa con la complicidad de residentes
malévolos de la zona. Para aumentar la confusión, en un sobre aparecen fotos
antiguas en las que sin embargo aparece uno de los comensales con la ropa
deportiva que se ha comprado ese mismo día…es evidente que la cercanía del
cometa ha modificado la realidad del relato.
Y en ese punto es cuando aparece un
manual de física y en la conversación se introduce el término de la
“decoherencia cuántica” (2), y en particular el concepto de la existencia
simultánea de universos paralelos poblados por distintas versiones de nosotros
mismos: ¿qué pasaría si se borraran las fronteras que existen entre esos
universos? ¿De todas las versiones, somos nosotros la más inteligente? Lo que
da origen a conversaciones interminables e incluso confesiones no previstas,
del tipo “incluso aunque haya un millón de realidades distintas, yo me habré
acostado con tu mujer en todos ellos”.
Película claustrofóbica del tipo
“aquí hay alguien más” que no estaba invitado a la cena, Coherence es un
vertiginoso ejercicio intelectual acerca de la condición humana y la
ambivalencia de los seres, un rompecabezas de las posibles distintas realidades
existentes, una exposición de las personas como marionetas movidas siempre por
una gran mano invisible, un diálogo a ocho voces sobre física, metafísica y
ética.
(1) The Twilight Zone (Zona
crepuscular), conocida en España como En los límites de la realidad (y en otros
lugares como La quinta dimensión) fue una serie de televisión estadounidense
especializada en el género de ciencia ficción, fantasía y terror, de la que se
grabaron 156 episodios en cinco temporadas (entre 1959 y 1964), creada por Rod
Serling, quien también fue la voz narrador. El éxito de la serie original llevó
a un remake en los años ’80 y otro en 2000, además de dos películas, series
radiofónicas, un cómic, una revista y un merchandising completo de objetos
alusivos.
(2) Según los manuales, la
decoherencia cuántica es una teoría susceptible de explicar la transición entre
las reglas físicas cuánticas y las reglas físicas clásicas, a nivel macroscópico.
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