Filth (Basura), excelente película adaptación de la novela del
mismo nombre, publicada en 1998 por Irving Welsh (el autor de Trainspotting),
editada en España con el título de Escoria, está
dirigida por Jon S. Baird (Holligans) y es una
historia de excesos donde las drogas, el sexo y la violencia, marcan el día a
día de la vida de Bruce Robertson, un detective de policía escocés que ha
bajado a los infiernos y no encuentra la forma de volver a la superficie,
interpretado por un espléndido James McAvoy (X-men -entregas 1
y 2-, El último
rey de Escocia) que, según la opinión de muchos críticos, ha encontrado
aquí “el papel de su vida”.
El
detective Robertson aspira a llegar a inspector por la vía rápida, destruyendo
a sus rivales sin ningún tipo de escrúpulo; este policía tiene muchos defectos
y apenas ninguna virtud: es un misógino, su mujer le ha abandonado porque no le
soporta, se mete coca, consume éxtasis y diversos medicamentos, desprecia a los
gays, obliga a una menor detenida a hacerle una felación, hace llamadas
telefónicas obscenas a la mujer de un colega, convence a sus compañeros para
que fotocopien sus órganos genitales …
Filth es una
historia de un único personaje, los secundarios se confunden con el decorado y
los hechos, como el asesinato inicial, carecen de fuerza argumental; solo
cuenta lo que hace Bruce Robertson, lo que le ocurre a este tipo inmoral que no
respeta las reglas, maltrata a los detenidos, abusa de las drogas y el alcohol
y “salta sobre todo lo que mueve”, en situaciones enloquecidas.
Cine
negro, negrísimo, para exponer la situación de un hombre al borde del delirio,
siempre en la cuerda floja, esquizofrénico y a veces grotesco, que mira la vida
con ojos de demente inyectados en sangre, que acaba por tener alucinaciones y
se vuelve cada vez más incoherente y violento, casi un monstruo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario