“En una parte oculta de Nueva York, Blue Sun Palace explora las vidas de almas transeúntes que intentan encontrar un sentido de permanencia” (de la promoción del film).
“Blue Sun Palace”, ópera prima de la cineasta estadounidense Constance Tsang, es un melodrama que retrata escenas cotidianas de la vida de la comunidad china en la ciudad de Nueva York., que recibió el Premio del Jurado en la Seman de la Crítica de Cannes 2024 y formo parte de la sección Punto de Encuento en la Seminci del mismo año.
Interpretada por Ke-Xi Wu y Hauping Xu, ganadoras del
premio a Mejor Actriz en el Hong Kong International Film Festival 2025, en los
papeles de las amigas Amy y Didi, y Lee Kang-Sheng, distinguido como Mejor
Actor en El Cairo Film Festival 2024, que da vida a Cheung, la película narra
la historia de Amy y Didi, dos mujeres de la comunidad china en Queens que
enfrentan juntas el amor, el trabajo y
las obligaciones familiares en un salón de masajes, que es también un espacio
de vida, donde trabajan emigrantes
chinas en Flushing, Queens –en cuya vitrina figura un cartel advirtiendo que no
se ejecutan servicios sexuales- a miles de kilómetros de sus hogares. En ese
subsuelo reina una complicidad femenina soldada por la
precariedad.
A pesar del desgaste físico y emocional que les
supone, las cuatro mujeres que viven en el salín han forjado una hermandad
impenetrable. A escondidas, Didi vive un
idilio con Cheung, un hombre casado cuya mujer se ha quedado en Taiwan, quien
por la noche, cuando no le ven las demás, se mete en su cama
Cuando la tragedia golpea en el Año Nuevo Lunar, Amy
se ve obligada a considerar su propio destino por primera vez en su vida. A
pesar de encontrar consuelo en la compañía del amigo de Didi, Cheung, Amy abandona
la ciudad y da prioridad a un nuevo proyecto –un restaurante- para sobrevivir.
Triste y melancólica, hipersensible revisión, moderna y personal, de las grandes
ficciones dedicadas a la soledad, la pérdida, el dolor, la pena, el duelo y la
búsqueda de una vida mejor, “Blue Sun Palace” (1) es una película profunda que
respira ternura por todos sus poros y tiene como eje central la clandestinidad:
la de una comunidad de exiliados chinos, la de un amor que nace y permanece
secreto, y la de una relación problemática
y moralmente proscrita (2).
Sin despreciar que es también un relato sobre la
dominación masculina y las distintas formas de colonización que persiguen y disponen
del cuerpo de las mujeres: “Didi y Amy son a la vez reinas y prisioneras en el
palacio azul” (Marilou Duponchel, Les Inrocks).
La directora, Constance Tsang ha explicado : « Es una película
muy personal porque mis padres sin esos inmigrantes de Queens. Vivíamos en
Flushing, donde tiene lugar la película. Cuando comencé a escribirla sabía qu
quería hablar de personajes que estaban lejos de su tierra natal intentando
encontrar un sentimiento de permanencia en Estados Unidos. El
marco específico del salón de masajes se
me ocurrió durante la pandemia del Covid, un período en el que se
cometieron muchos crímenes de odio contra la población asiática en Estados
Unidos, como el tiroteo en un spa de Atlanta, o la muerte de la una masajista
en Flushing. (…) He apreciado enormemente trabajar con estos actores. Desde el
principio, comentábamos la historia y los personajes (…) Leíamos juntos las
escenas, leíamos, ensayábamos, improvisábamos (…) Yo no quería que la película
fuera un ejercicio de estilo, sino vivir una forma de realismo que apoyara la
ética del relato. La vida es una mezcla de belleza y tristeza. Se supone que odas
las imágenes, los encuadres y la composición tienen que expresar eso”.
(1) “Blue Sun Palace” está en
la cartelera de Madrid desde el pasado
viernes 22 de agosto de 2025.
(2) Según Anaïs Vincent, en su artículo « Blue Sun
Palace », publicado en Hommes & migrations, « el barrio chino de Flushing donde creció la realizadora, en el
distrito de Qieens, en Nueva York, es uno de los mayores enclaves étnicos chinos,
y el de crecimiento más rápido fuera de Asia. Para dar voz a esta inmigración poco visible y víctima de
discriminación, ella (la realizadora) se alimenta de sus propios relatos
familiares y de su experiencia personal”.
“El salón de masajes es un lugar emblemático y paradójico. En él las
mujeres se ocupan de sus clientes, pero ellas mismas son maltratadas. Ese
gineceo, teatro de violencia, es también un lugar de compartir y amistad entre las empleadas. El drama
cuenta, con sensibilidad y una cierta economía de medios, la sombría vida
cotidiana de esas emigrantes en la que, sin embargo, reinan la solidaridad y la
ayuda mutua”.
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