miércoles, 3 de mayo de 2023

Periodistas suecos desenmascaran a una veintena de espías rusos en Estocolmo

Imagen Chuttersnap, Unsplash

Los periodistas suecos Maria Georgieva, Alí Fegan y Axel Gordh Humlesjö, del programa « Uppdrag Granskning » (« Deber de examen ») de la televisión pública sueca (Sveriges Television STV) han identificado a veintiún presuntos oficiales de la inteligencia rusa, trece de los cuales continúan en activo. Para hacer este trabajo, los periodistas han contado con la ayuda del Dossier Center, una ONG fundada por Mijail Khodorkovski, empresario conocido por su oposición al presidente ruso Vladimir Putin.  Es una información publicada por la periodista Camille Lemaître en el semanario digital francés Slate.

Catorce de esos espías, que trabajan todos en la embajada rusa de Estocolmo, pertenecen al SVR, Servicio de Inteligencia Exterior de la Federación de Rusia, heredero de la primera dirección general del KGB que en su tiempo se encargaba del espionaje político fuera de las fronteras de la URSS. Se trata de  los espías Anton Konovalenko, Evgueni Oumerenko, Mikhaïl Kisselev, Lev Efimov, Sergueï Mikhalev, Tatiana Oumerenko –única mujer de la lista–, Kirill Ioskevitch, Dmitri Abdoulin, Evgueni Zenikov, Alexandre Khramov, Constantin Chentsov, Mikhaïl Doubrovski, Pavel Mavrin y Vladimir Komarov.

Otros cinco (Alexander Alekseenkov, Andreï Prokopiev, Nikolaï Banatov y Vitaly Stanevka) trabajan en la dirección general de Inteligencia (GU o GRU) del estado mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, un servicio de inteligencia militar rusa que efectúa, por cuenta de Moscú,  las operaciones mas peligrosas e ilegales en el extranjero, como el envenenamiento de Serguei y Iulia Skripal  en 2018, o la destrucción de depósitos de armas en República Checa y Bulgaria. También es sospechoso de injerencia en la elección presidencial de Estados Unidos en 2016.

 

De todos los espías desenmascarados solo uno, Andreï Gourov, trabaja para el Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia  (FSB), principal servicio de inteligencia interna aunque puede llevar a cabo operaciones fuera del territorio ruso, especialmente en las antiguas repúblicas soviéticas, oficialmente de lucha contra el terrorismo, el tráfico de drogas y el crimen organizado, pero en realidad para perseguir a los opositores de Putin y apoyar  a las fuerzas prorusas en el exterior, por ejemplo en Moldavia. El FSB es el responsable del envenenamiento de Alexei Navlany, en 2020, cuando viajaba en avión a Siberia.

 

De momento no se conoce a qué se dedica Vladimir Lyapine, el último de los espías desenmascarados por los periodistas del programa « Uppdrag Granskning » para quienes al menos un tercio de los diplomáticos rusos destinados en los países nórdicos (Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia) son en realidad oficiales de inteligencia, según los servicios de contraespionaje de los diferentes estados que, con relativa frecuencia, expulsan a “diplomáticos rusos excesivamente curiosos”.

 

“No contentas con ser auténticos nidos de espías –escribe Camille Lemaître en Slate- las embajadas rusas son también eficaces estaciones de escucha”. Los periodistas de la revista VSquare Anna Gielewska y Szabolcs Panyl han identificado equipos que sirven para recofer informaciones electromagnéticas situados en los tejados de varias oficinas ocupadas por personal diplomático ruso en Europa.

 En Varsovia, Estocolmo, Budapest e incluso Bruselas, Rusia intercepta, desde sus representaciones diplomáticas, comunicaciones por radio, datos enviados por teléfonos móviles, y conversaciones telefónicas, incluidas las vía satélite, con fines de espionaje.

 

Un vídeo de la embajada de Varsovia (Polonia) muestra “una amplia colección de antenas multifuncionales de diferentes formas y tamaños, bobinas de cable e incluso contenedores especiales que pueden utilizarse para interceptar señales”. En Budapest (Hungría), durante las manifestaciones ante la embajada rusa, las antenas situadas en su tejado permitían interceptar comunicaciones telefónicas, así como recoger datos e identificar los teléfonos móviles cercanos. Según VSquare, los diplomáticos rusos pueden escuchar retransmisiones por radio de hasta 30 kilómetros a la redonda.

Desde Bratislava, los rusos espían Eslovaquia con un programa similar al Pegasus del grupo israelí NSO, gestionado directamente desde Moscú.   En los países bálticos la situación es diferente, a causa de su proximidad de Rusia. “Rusia lleva a cabo operaciones de inteligencia de origen electromagnético en los países bálticos, desde territorios rusos o bielorrusos. Los centros del FSB (inteligencia interior rusa) y GRU (inteligencia militar rusa) están desplegados en el enclave ruso de Kaliningrado”, según el servicios de inteligencia lituano.

El FSB dispone también de una estación de interceptación cerca de San Petersburgo, a 25 kilómetros de la frontera con Estonia, y de otra cerca de Pskov, a unos 50 kilómetros, capaces de escuchar al otro lado de la frontera. Finalmente, para espiar a las fuerzas de la OTAN, Moscú utiliza  aviones Iliouchine II-20M y Tupolev Tu-214R, así como barcos Alpinist y Vichnia, todos ellos especializados en la recogida de datos de origen electromagnético.

 

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