Graz, 1963. El respetado y adinerado político Franz
Murer, apodado “El Carnicero de Vilnius” se somete a un juicio por el conjunto
de crímenes de guerra cometidos cuando ocupaba el cargo de oficial austríaco de
la SS en el Gueto de Vilnius, capital de Lituania, entre 1941 y 1943. La
evidencia de culpabilidad es abrumadora, pero los poderes establecidos desean
cerrar este oscuro capítulo de la historia del país de una vez por todas. Y le
absuelven en 1967. Franz Murer vivió tranquilamente en su explotación agrícola
hasta su muerte en 1994.
“El caso Murer : El carnicero de Vilnius” (Murer: Anatomie eines Prozesses) cuenta el proceso contra Franz Murer, en 1963, en Austria. Bajo su responsabilidad, la población judía del ghetto de la ciudad de Vilnius, conocida entonces como “La Jerusalem del Norte”, se redujo de 80.000 personas a 600; tan solo sobrevivieron los judíos autorizados a trabajar que al final de la guerra se reducían a 250. Las mujeres embarazadas fueron ejecutadas o se les practicaron abortos, se disparaba contra cualquier que intentara llevar alimentos al gueto o recogiera leña para calefacción, mataron a los niños delante de sus padres y a los padres delante de sus hijos.
“El caso Murer : El carnicero de Vilnius” (Murer: Anatomie eines Prozesses) cuenta el proceso contra Franz Murer, en 1963, en Austria. Bajo su responsabilidad, la población judía del ghetto de la ciudad de Vilnius, conocida entonces como “La Jerusalem del Norte”, se redujo de 80.000 personas a 600; tan solo sobrevivieron los judíos autorizados a trabajar que al final de la guerra se reducían a 250. Las mujeres embarazadas fueron ejecutadas o se les practicaron abortos, se disparaba contra cualquier que intentara llevar alimentos al gueto o recogiera leña para calefacción, mataron a los niños delante de sus padres y a los padres delante de sus hijos.
Después de la
guerra, el principal criminal de la guerra en Vilnius, Franz Murer,
« experto en asuntos judíos » de la ciudad entre 1941 y 1943, fue
detenido en 1947 y condenado al año siguiente en Vilnius a veinticinco años
de trabajos forzados, por haber enviado a 5.ooo judíos a la muerte, y por haber
matado personalmente a dos de ellos. En libertad al poco tiempo, tras la firma
del Tratado austriaco de 1955, regresó a su lugar de origen, el land austriaco
de Estiria, donde fue aclamado como un héroe y donde hizo carrera política como
representante local del Partido del Pueblo Austriaco (OVP), y se enriqueció con
el desarrollo de su empresa agrícola. Vivió en libertad hasta que en 1962, y
por intervención directa del « cazador de nazis » Simon Wisenthal,
fue de nuevo detenido y procesado. Uno de los hijos de Feanz Muer, Gerulf Murer,
fue Secretario de Estado de Agriultura y diputado en la Asamblea Nacional por
el parido de extrema derecha, FPO, hasta 1996.
Este segundo juicio es el que ha elegido el
realizador austriaco Christian Frosch
para su película, reconstruyendo
completamente la sala donde se celebraron las audiencias. Para el guión,
Frosch ha consultado las actas del tribunal y ha “imaginado” las palabras de
los abogados, la mujer o los hijos del reo…aprovechando la ocasión para
denunciar los tejemanejes políticos que permitieron lavar el pasado de muchas
personalidades públicas, lo que hace más comprensible la absolución del
“carnicero de Vilnius”, encarnado por el actor austriaco Karl Fischer
(“Comisario Brunetti”, “Mi tierra”).
La película es un “drama a puerta cerrada”,
una tragedia judicial rodada casi íntegramente en la sala donde se juzga la
causa, y se habla alemán yidish y hebreo, y donde aparecen los protagonistas
habituales en este tipo de historias: supervivientes judíos (sin duda, los
auténticos protagonistas del relato), fiscal acusador, abogado de la defensa y
presidente de la sala, que casualmente era funcionario del partido nazi (NSDAP)
en el momento en que se produjeron los hechos que se juzgan, todos ellos interpretados
por actores poco conocidos.
“Austria no tiene
alma ni carácter” ha declarado el realizador, Christian Frosch, quien desea haber hecho una
película más política que histórica. “En ella conviven criminales, testigos y
víctimas. Lo que me interesaba sobre el juicio de Murer es que no es otra
historia más de la fechoría del régimen nazi, sino que trata de inspeccionar y
comprender cómo se presentan a sí mismos los diferentes grupos y de qué manera
lo hacían en el pasado (…) En Austria, justo después de la guerra, creció
rápidamente la costumbre de hablar sobre una especie de imprecisa culpabilidad
colectiva (porque el grupo de criminales era muy grande). Estaban en todas
partes, pero volvieron a sus vidas con normalidad. Por esa razón nunca fueron
nombrados”.
Hay que decir que aunque los tribunales rusos condenaron a algunos lituanos, la mayor parte de los criminales de guerra nunca fueron juzgados. Martin Weiss -quien participó personalmente en los asesinatos de Poneriai (Ponary), la ejecución de 100.000 personas, mayoritariamente judías, por los Einsatzgruppen (escuadrones nazis de la muerte), SD y SS alemanes (servicios de seguridad del Reichsführer-SS) con la colaboración de Sonderkommando lituanos ( o Arbeitsjuden, unidades de trabajo en los campos de exterminio, compuestas por prisioneros, en su mayoría judíos, obligados a participar en los procesos de la solución final) durante la Segunda Guerra Mundial- fue juzgado en 1950 y condenado a prisión perpetua, lo mismo que August Hering, jfe del Sonderkommando de Vilnius de enero a junio de 1942. En cuanto a Bruno Kittel, que dirigió la liquidación del gueto de Vilnius, desapareció al final de la guerra.
Hay que decir que aunque los tribunales rusos condenaron a algunos lituanos, la mayor parte de los criminales de guerra nunca fueron juzgados. Martin Weiss -quien participó personalmente en los asesinatos de Poneriai (Ponary), la ejecución de 100.000 personas, mayoritariamente judías, por los Einsatzgruppen (escuadrones nazis de la muerte), SD y SS alemanes (servicios de seguridad del Reichsführer-SS) con la colaboración de Sonderkommando lituanos ( o Arbeitsjuden, unidades de trabajo en los campos de exterminio, compuestas por prisioneros, en su mayoría judíos, obligados a participar en los procesos de la solución final) durante la Segunda Guerra Mundial- fue juzgado en 1950 y condenado a prisión perpetua, lo mismo que August Hering, jfe del Sonderkommando de Vilnius de enero a junio de 1942. En cuanto a Bruno Kittel, que dirigió la liquidación del gueto de Vilnius, desapareció al final de la guerra.
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