A los 59 años, tras la muerte de su mujer y obligado a
jubilarse en la empresa donde ha trabajado toda su vida, Ove se siente terriblemente
inútil. A lo largo del día se mueve por su casa como un alma en pena. Para
entretenerse con algo, se dedica a hacer rondas para verificar la seguridad en
la copropiedad donde vive, y a molestar a sus vecinos a la mínima falta al
reglamento interno. En realidad deprimido y gruñón, quejoso de todo, solo
espera la muerte y decide acelerarla; pero todos sus intentos de suicidio
fracasan estrepitosamente.
Para Ove, el mundo de antes era mucho mejor: la gente más
educada, los jóvenes más respetuosos, los vecinos más comprometidos …hasta que
la llegada de unos nuevos vecinos, la joven iraní Parvaneh, su marido y sus
encantadores niños, terminará por revelar que también él posee un corazón
sensible y proporcionarle una amistad inesperada.
Ganadora del premio a la Mejor Comedia en los European Film
Awards, “Un hombre llamado Ove” (En Man Som Heter) está basada en el bestseller
internacional “Viejo, gruñón y suicida: la vida según Ove”, escrito por
Frederick Backman y publicado en más de 30 países. Una reflexión existencial
más seria de lo que puede parecer a primera vista, una comedia que, por mi
experiencia, me atrevo a definir como “muy sueca”. Un emocionante himno a la
solidaridad y a la cooperación, teñida de un humanismo que te reconcilia con el
mundo egoísta e individualista que nos ha tocado en suerte.
“No existe el hombre ordinario, cualquier existencia es
fabulosa, parece decirnos Hannes Holm” (Frédéric Strauss, Télérama), el
realizador de esta historia que despierta una empatía generalizada,
protagonizada por Rolf Lassgard, quien ha
recibido un Guldbagge (equivalente sueco de nuestros Goya) por su
interpretación del viejo y malhumorado Ove.
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