“Locas de alegría” (La pazza gioia), ganadora de la Espiga
de oro a la mejor película, el Premio a la mejor actriz (ex aequo para las dos
protagonistas) y el Premio del público en el Festival de Valladolid (Seminci)
2016, es una comedia dramática realizada por Paolo Virzi (El capital humano, La
prima cosa bella) y protagonizada por Valeria Bruni Tedeschi (Viva la libertad,
El capital humano), Micaela Ramazzotti (La prima cosa bella) Y Anna Galiena (El
marido de la peluquera). La actriz franco-italiana y la esposa del realizador
componen un dúo muy poco convencional para llevar a cabo una “escapada”
alborozada y enloquecida al estilo de Thelma y Louise (versión psicótica), una
road-movie en la que el coche es el símbolo de la libertad.
Una comedia agridulce sobre la locura, que no se encuentra
necesariamente donde creen las mentes bienpensantes. Una demencia que aumenta
la empatía del espectador a medida que transcurre la historia, emocionante
gracias no solo al guión y la fuerza de la lengua italiana para expresar
sentimientos y afectos, sino también a la fuerza de una pareja de actrices con
talento. Y también una crítica de la psiquiatría y de esa “feminidad” que quiere
que las mujeres sean seres infantilizados, manipulables, victimizados, hasta
que se colocan al margen de la sociedad.
Como
he leído en algún sitio que no recuerdo, “más que una historia de locas, Paolo
Virzi ha rodado una historia de mujeres”. En su complicidad, la extrovertida
mujer madura es también, en cierta manera, un Pygmalion que consigue llegar al
fondo de la adolescente ayudándola a asumir el rol de mujer.
Beatrice (Valeria Bruni Tedeschi) es una extravagante
mitómana en torno a los cuarenta que se comporta siempre de manera excesiva.
Donatella (Micaela Ramazzotti) es una joven introvertida, suicida fracasada y
cubierta de tatuajes. Ambas son pacientes en Villa Biondi, una clínica para
mujeres con problemas mentales ubicada en la Toscana, y allí entablan una
cierta amistad. Una tarde deciden huir en busca de un gramo de felicidad en el
mundo de los “sanos”. Una escapada conmovedora, divertida y cruel.
Las
dos mujeres cargan con un pasado doloroso del que querrían desprenderse. Puede
que les falte lo que se conoce como “sentido común», pero en cambio están
llenas de nervio en su recorrido por la costa. Perteneciente a la alta
burguesía, Beatrice no está exactamente loca, se aburre mortalmente con las
mujeres mayores recluidas como ella, con las que no tiene nada en común. Le
acusan de ser poco sociable. Hasta que aparece Donatella, especie de punk a la
que le han quitado la custodia de su hijo, que fascina a Beatrice hasta el
punto de que juntas emprenden esa huida loca que también les servirá de
catarsis.
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