Insensibles: esos niños que dan tanto miedo con guerra civil de fondo

Tras un fatídico accidente de coche, un brillante neurocirujano es sometido a una serie de pruebas que revelan que tiene cáncer y que necesita un trasplante de médula. Decide entonces pedir ayuda a sus padres: la respuesta le revelará una misteriosa historia del pasado. El protagonista emprende entonces una investigación que le permite averiguar que, durante la guerra civil (1936-1939), un grupo de niños nació con la extraña peculiaridad de ser insensibles al dolor físico.

Insensibles, primer largometraje del realizador franco-español Juan Carlos Medina, con un reparto encabezado por Alex Brendemühl ( Héroes, las 2 vidas de Andrés Rabadán) y Juan Diego (Lope, Vete de mi), ha tenido una excelente acogida en los festivales de Toronto, Londres, Estocolmo, Sitges y Estrasburgo (en éste consiguió el Méliès de Plata a la mejor Película Europea) antes de llegar a las pantallas españolas el 5 de abril de 2013.

Película ambiciosa, melodrama familiar con un final bastante decepcionante,  que plantea el problema de los “lazos de sangre” que tantas veces resultan no funcionar en la realidad o servir para enmascarar secretos de familia, cuando no cadáveres cuidadosamente conservados en los armarios.

La crítica francesa, que ha visto la película en los festivales, dice –después de lamentar el exceso de películas de “horror”, “de pesadilla”, que actualmente parecen ser las preferidas de los cineastas españoles- que las películas fantásticas, situadas en el contexto de la guerra civil española y con niños como protagonistas, va camino de convertirse en todo un género cinematográfico. Y también dice que con una buena idea de partida se ha conseguido u n resultado menos bueno, «utilizando la historia con simples fines espectaculares” (Télérama) y “perdiéndose con frecuencia en su intriga narrativa, aunque sin dejar de identificar lo que más le apasiona: esos retratos de niños insensibles, esos cuerpos mutilados escondidos por el régimen franquista en los subterráneos, condenados a vivir y amarse en secreto” (Les Inrocks).