“Una película inacabada”, testimonio poético de la
pandemia de Covid-19 en China
En febrero de 2020, en la ciudad
china de Wuhan donde empezó todo, un ciudadano toca un solo de trompeta en
honor y memoria del Doctor Li Weinglo, el que “dio el chivatazo”, el que
certificó el comienzo de la pandemia, que acaba de fallecer.
En abril de 2020, en Wuhan
los semáforos permanecen en rojo durante tres minutos, mientras los
automovilistas hacen sonar sus bocinas al unísono, como homenaje a los
miles de fallecidos por la pandemia.
En abril de 2023 se estrena “Una
película inacabada” (“Unfinished
Film”) del realizador Lou Ye (“Suchon River”, “Una juventud china”, “Spring
Fever”, “Mystery”) “miembro insignia de la sexta generación de directores
chinos”. Es su obra más visceral, una película “que trata de encapsular la
incertidumbre colectiva de los extraños momentos iniciales de la pandemia
de Covid-19”.
Una atípica oda al cine, que
a través del uso de imágenes de archivo (telediarios, selfies, vídeos domésticos…) y
fragmentos rodados con teléfonos móviles y cámaras de baja calidad, echa una
ojeada poética “a la sensación de
saturación y desinformación recibida en aquellos primeros días, cuando
parecía que nada volvería a ser como antes”.
“Una
película inacabada” ("Crónicas chinas" fue el título primitivo),
ha suscitado las críticas más favorables, y también sus contrarias. Hay quienes
alaban la audacia y la capacidad que Lou Ye ha tenido mezclando documental
y ficción para contar los comienzos de la pandemia en China, mientras otros
critican su aspecto inacabado y el excesivo uso que hace de “sobreencuadres”
(técnica que usa otros elemento del plano como marco para otro elemento,
creando una composición dentro de otra, siguiendo el ejemplo de las matrioskas rusas. El marco puede ser un objeto
físico como una puerta u otro elemento de la escena que delimite
visualmente el sujeto principal. El sobreencuadre añade profundidad e interés visual o emocional a la obra). Unos y otros coinciden en
señalar el carácter testimonial de la película que consigue captar la angustia
y el aislamiento que padecimos la mayoría de los habitantes del planeta
durante aquellos primeros meses, cuando no existían vacunas, ni se las
esperaba.
Enero de 2020. Un equipo de filmación dirigido
por Mao Xiaorni, se reúne cerca de Wuhan, en China, para reanudar el rodaje
de un proyecto interrumpido diez años antes a causa de la censura. Una
película que tampoco se acabará esta vez porque el equipo –cuyos integrantes
descubren que en esos diez años han envejecido y engordado- vivirá los
inesperados desafíos de la pandemia de Covid-19 y los confinamientos de la
cuarentena en el hotel en que están alojados. En unas pocas horas se interrumpe el rodaje y se cierran los
accesos al hotel. Todas las comunicaciones quedan reducidas a las pantallas
de los teléfonos. El equipo contacta mediante videollamadas mientras el
actor principal, Jiang Chen, hace lo imposible por mantener animada a su
mujer, Sao Qing, confinada en su casa de Pekín con el bebé que acaba de
nacer.
Dirigido por Lou
Ye, con guión del propio Lou Ye y Ma Yingli, su mujer también realizadora,
e interpretado por Huang Xuan, Hao Qin (“Spring Fever”), Qi Xi (“So Long, My
Son”) y Zhag Songwen, el drama “Una película inacabada” es un
falso makin-of (anglicismo que se refiere a una película
documental que narre el rodaje o la producción de una obra audiovisual, o
cualquier otro tipo de producción artística) que documenta los efectos de
pandemia sobre el rodaje de una película en Wuhan. No hace falta ser
adivino para saber que Mao Xiaorni es un doble de Lou Ye y que las nuevas
escenas reproducen la experiencia vivida mezclada con fragmentos de
antiguos rodajes, muchos de ellos previamente censurados, conversaciones filmadas a distancia y muchos
de los vídeos que inundaron Internet durante la epidemia. Pasado y presente
enredados en el tiempo.
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“Una película inacabada” –censurada en China
continental por tratarse de una historia que sucede durante la pandemia en una
ciudad confinada- ganó los premios al Mejor Realizador y Mejor guión narrativo
en los Golden Horse Awards de Taipei, algo que la crítica alabó por tratarse de
un drama que refleja el trauma colectivo de una nación, pero también consideró
como un desafío a las autoridades chinas, que controlan estrictamente la industria
cinematográfica del país.
Lou Ye,
realizador de sesenta años enfrentado a un sistema de censura constante, empezó
a dirigir películas a comienzos de los años 1990. Su primera película, “Weekend
Lover”, rodada en 1994, estuvo prohibida en China durante dos años. Quienes han seguido su trayectoria aseguran
que sus películas « abren puertas secretas de zonas prohibidas mediante
alusiones y omisiones, ironías y silencios ostensibles. Por ejemplo, su drama
de gansters « Suzhon River »,
estrenado en 2000 y ganador del Premio Tigre en el Festival de Roterdam , es un
reportaje casi documental sobre la corrupción policial y la violencia del medio
(…) Lou ha rebasado los límites de la expresión literal y explícita en China
con el drama histórico « Summer Palace », cuya acción tiene lugar
sobre el fondo de la masacre de la Plaza de Tiananmen. Censurado y castigado a estar
cinco años sin rodar, realizó clandestinamente « Spring Fever », una
de las primeras películas chinas que habla explicitamente de relaciones
homosexuales” (The New Yorker’s).
“Love
and Bruises” se estrenó en el Festival de Venecia en 2011, y en 2014 ganó el
Oso de Plata en el Festival de Berlín con “Blind Massage”. En mayo de 2024, el realizador Lou Ye y el
protagonista Qin Hao presentaron “Una película imacabada”en una sesión especial
del 77 Festival de Cannes. Para Lou Ye, dejar la película sin terminar le aporta
rigor e integridad y es una forma de solidaridad con la interrupción de sus
vidas, que vivieron todos los habitantes del país
(1) « Una película
inacabada » estará en la cartelera madrileña a partir de este viernes 1 de
agosto de 2025.
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