“Leer Lolita en Teherán nos ayudará a defendernos”
1975. Hace seis años que fue derrocado el “Sha de Persia”, monarca absoluto del actual Irán, y regresó del exilio parisino el ayatolá Jomeini, prometiendo un futuro de libertad a su pueblo. Hace seis años que también regresaron del exilio, en este caso estadounidense, la profesora de Literatura Azar Nafisi, dispuesta a integrarse en el departamento de Literatura inglesa de la Universidad de Teheran, y su marido, ingeniero.
Seis años en los que el régimen
ha ido cerrándose y recortando libertades, en una palabra censurando
especialmente a las mujeres, obligadas ahora a tener en cuenta unas reglas “morales”,
impuestas por el clérigo autoritario que poco a poco está transformando la
sociedad culta que desafió la autocracia absolutista del monarca –que se
sentaba en un trono de oro - hasta reducirla a una cárcel en cada hogar para
las mujeres de la familia, que deben aceptar sin contestar el “ser gobernadas
por hombres sucios y viejos”, lo que equivale a decir padre, hermanos y en
última instancia hijos.
Todos los hombres,
cualquier hombre, tiene poder para decidir lo que una mujer puede y no puede
hacer en Irán. E incluso pensar, en la República Islámica de los ayatolás
existe “el delito de pensar”, como existe el castigo –desde latigazos hasta la muerte-
dependiendo que los hombres decidan por donde transcurren los pensamientos de
las mujeres.
En el caso de Azar, la libertad
se ha ido reduciendo poco a poco, por la presión de algunas estudiantes y de la
policía del régimen. Varias de sus alumnas sin detenidas y torturadas tras
una manifestación delante de la Universidad. Es entonces cuando decide
continuar enseñando en secreto.
Hoy han pasado
veinticinco años de aquellos acontecimientos, casi tres décadas en las que la
vida no ha hecho otra cosa que empeorar para las mujeres iraníes; la censura,
las prohibiciones, las leyes castradoras del régimen de los ayatolás, han ido
creciendo hasta afectar a las menores, privadas de asistencia a la escuela –no digamos
a la universidad- y obligadas a esconderse bajo el hijab desde los primeros síntomas de adolescencia.
Hoy, cuando el tiempo
ha pasado ya hay una generación de mujeres iraníes “que no tienen recuerdos de
su vida de adultas: “ningún paseo por el parque con su amante, ninguna
apasionada llamada nocturna, ningún beso robado… A una chica la violaron para que dejara de ser virgen y
no pudiera llegar al cielo cuando la mataran”.
Con este material, que no es poca cosa, el director israelí Eran Riklis (“Los limoneros”, “La novia siria”, “Mi
hijo”) ha elaborado una película excelente: Cada jueves por la mañana, la valiente y brillante
profesora iraní Azar Nafisi –interpretada por la actriz iraní Golshifteh Farahani (“Red de
mentiras”, “Extraction”), y el brillante casting de mujeres que la rodean- reúne clandestinamente en el salón de su casa a siete
de sus alumnas más aventajadas para leer libros prohibidos: obras de Jane
Austen, Henry James, Scott Fitzgerald y, por supuesto, de Vladamir Nabokov, el
autor de “Lolita”.
Mientras las jóvenes poco a poco se expresan a través de los libros, se dan
cuenta de cómo sus propias vidas se van transformando y mezclando con la trama
de las obras a las que se entregan.
Ambientada en Teherán
en los años 80 y 90, es una conmovedora
historia coral sobre la resistencia cultural y el poder de la literatura frente
a la opresión, especialmente en un régimen fundamentalista islámico. En
un contexto cada vez más sofocante, Azar, igual que muchas otras mujeres, acaba
por elegir y abandonar el país con su familia.
Aunque
está centrado en los años que siguieron
a la revolución en Irán, a partir de 1979, la película se hace eco de la
actualidad más reciente, y especialmente del movimiento de rebeldía « Mujer, vida libertad »
protagonizado por las mujeres iraníes. (2)
Basada en la novela homónima de 2003 de la autora iraní
Azar Nafisi –traducida a 32 idiomas y editada en España por Duomo Ediciones- y
homenaje a los clásicos de la literatura mundial, “Leer Lolita en
Teherán” (1) es el relato autobiográfico de una profesora de Literatura que reúne en secreto a siete de sus alumnas
para leer clásicos occidentales prohibidos en el Irán revolucionario. A través
de la mirada de esta profesora, el realizador denuncia el poder religioso que
pesa sobre la libertad de enseñar y, en sentido más amplio, de acceso a la
cultura.
La película participó en la Sección Oficial
del Festival de Tallin Black Nights y pudo verse también en el Festival de
Roma, donde obtuvo el Premio del Público y el Premio Especial del Jurado (otorgado
a todo el reparto de la película).
“La película –comenta su director- nos lleva
a través de todo tipo de emociones en un microcosmos marcado por la ansiedad y
el miedo, pero sobre todo por la esperanza y el amor, poniendo de relieve la
búsqueda de certezas en un mundo incierto. Las mujeres de nuestra historia
luchan contra la soledad mientras se enfrentan a prioridades, decisiones y
consecuencias que son decisivas en todos los sentidos. Esta es una historia
sobre la intimidad, la amistad y los lazos afectivos, que refleja las
cuestiones políticas del mundo y aborda cuestiones de lealtad y traición”.
(1) “Leer Lolita en Teherán” estará en los
cines madrileños a partir del próximo viernes 25 de julio de 2025.
(2)
He escrito este comentario escuchando en
bucle “Baraye”, una canción en persa que
significa "por" o "para", que se convirtió en un himno de
las protestas en Irán especialmente después de la muerte, el 16 de septiembre
de 2022, de Mahsa Amini, la estudiante
kurda asesinada en una comisaría de Teherán tras ser detenida por la policía de
la Moral “por llevar el velo mal puesto”.
La letra, sacada de los comentarios en las redes
sociales describe muchas de las razones
por las que la gente se manifiesta: "Por
bailar en las calles / Por el miedo que sentimos cuando nos besamos / Por la
libertad / Por mi hermana, tu hermana, nuestras hermanas / Por cada intento de cambiar ideas retrógradas
/ Por el fin de la ejecución…"
“Baraye” llevó a la cárcel a su autor , el cantante Shervin Hajipour, arrestado
“por crear y difundir la canción”, Cuando recuperó la libertad en 2004 ganó un Grammy por “Baraye”, considerada “Mejor
canción del año para el cambio social”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario