« Crash” es un film-monumento, casi un film-memorial que hace del automóvil el símbolo de una experiencia del mundo pasado
“Crash”, la película de culto del realizador canadiense David Cronenberg (, “Stereo”“La mosca”, “Inseparables”), estrenada en 1996 tras conseguir el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes, se repone en los cines españoles este viernes, 29 de octubre de 2021, en una versión restaurada en 4K que ya han conocido el verano pasado los espectadores de Francia, el Reino Unido y Alemania.
“Crash”, película que en su
día fue calificada de “pornográfica”, “nihilista”, y algunos adjetivos más
siempre declinados de manera peyorativa,
y que algunos países se negaron a estrenar, es una adaptación de la novela
homónima del reputado autor británico de ciencia ficción J. G. Ballard y está protagonizada por James
Spader (Premio al mejor actor en Cannes 1989, “Secretary”, serie TV “The
Blacklist”), Holly Hunter (Oscar a la mejor actriz 1994 por“El piano”, “Al filo
de la noticia”), Elias Koteas (“La delgada línea roja”), Deborah Kara Unger (“The
Game”) y Rosanna Arquette (“Pulp Fiction”); un casting que, según el director de la sección de cine del canal franco-alemán Arte y autor del libro
“Crash - Rêves
d'acier”, Olivier Pére, “se quemó las alas
con esta película”. Es una opinión.
El
hecho de poder ver “Crash” un cuarto de siglo después de que su proyección en
Cannes diera lugar a « un pequeño escándalo » y saltara a las páginas
de la prensa sensacionalista, añadiéndole una dosis suplementaria de morbo, nos permite
juzgar al margen de la polémica desatada el ambiente general de una película
que cuenta con un grupo de actores muy prestigiosos en los años ’90 del siglo
XX, a los que ahora vemos como personajes con los que el director ha estado
experimentando: “La experiencia en cuestión es triste, frustrante, todo salvo
orgásmica”.
La primera frase de la película -“¿Te
has corrido?” – sirve como introducción de la pareja central, James y Catherine
Ballard (James Spader y Deborah Kara Hunger), un matrimonio abierto en el que
ambos tienen relaciones con otras personas, pero no disfrutan en ellas. James, prestigioso productor de
cine en crisis personal y profesional, sufre un accidente de coche en el que
también se ve afectada Helen Remington (Holly Hunter), una doctora que conduce otro
vehículo. Ambos deben pasar un tiempo en el hospital y comienzan a sentir una
extraña y poderosa atracción mutua. Helen le presenta a Vaughn (Elias Koteas),
un fotógrafo que capitanea un pequeño grupo de fetichistas dea los accidentes
de tráfico, dedicados a revivir episodios
en los que perdieron la vida “famosos” de Hollywood (se menciona expresamente a James
Dean y Jane Mansfield), unas experiencias que incluyen correr riesgos importantes, pero que también
proporcionan un placer que va más allá de la simple descarga de adrenalina. Con ellos, James se precipita –y arrastra con él a
Catherine- en un mundo oscuro y perverso dominado por el peligro, el sexo y la
muerte. Eros y Tanatos, el dúo eterno. La atracción de los cuerpos, la colisión
de los cuerpos.
Escandalosa
y fascinante, la fuerza de “Crash”, considerada la obra maestra (y macabra) de
Cronenberg, consiste en estar centrada en “una zona de actividad permanente simbolizada
por el tráfico en la carretera”. El mensaje es que no hay alternativas, que
rozar la muerte no basta. El tiempo pasado en el grupo de Vaughn, exponiendo
sus vidas como si no valieran nada, no ha
aportado nada a la pareja que tendrá que volver a la casilla de salida, recrear nuevos accidentes, probar
con otras personas.
En cuanto a
catalogar a “Crash” como una película, más allá de la ciencia-ficción- de
anticipación, el autor de “Crash- revés d’acier” ha encontrado una pista: “En ‘Crash’
James Spader conoce a Holly Hunter colisionando con su coche, ¿quizá hoy le
llamaría la atención su perfil en alguna aplicación? En nuestros días muchas
personas se conocen a través de internet, la autopista virtual en la que se
suceden tantos crashes”.
« Crash »
es una de esas películas que se adoran o se odian. En cualquier caso, sigue
siendo una obra única y fascinante sobre la insatisfacción. Apocalíptica pero
también intimista y que, pese a todo, « intenta
hablar de amor » e induce a una reflexión sobre las relaciones humanas.
« Quizá la próxima vez » (« Maybe
the next one »), la última frase de la película es, como la primera, un
resumen de lo que hemos visto.
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