“El padre” (The Father), debut en la realización cinematográfica del aclamado dramaturgo francés Florian Zeller, película aplaudida en los festivales de Sundance, Toronto, El Cairo y San Sebastián, donde consiguió el Premio del Público, es sobre todo una clase magistral de interpretación ofrecida por sus protagonistas, Anthony Hopkins (“El silencio de los corderos”, Oscar al mejor actor 1991, “Lo que queda del día”, “Los dos papas”), y Olivia Colman (“La favorita”, Oscar a la mejor actriz y Copa Volpi en Venecia 2019, serie “The Crown”).
Completan el reparto de esta
película que adelanta su estreno al miércoles, 23 de diciembre a causa de las
festividades navideñas, Imogen Poots ("Mejor
otro día", "Vivarium"), Rufus Sewell ("Dark
City", “Judy”) y Olivia
Williams ("El sexto sentido").
Zeller ha adaptado para el cine esta función aplaudida
en los escenarios de medio mundo que en su estreno, en Paris en 2012, ganó el
Premio Molière a la Mejor obra de teatro. Tres años más tarde, traducida al
inglés y estrenada en el West End londinense, el actor Kenneth Branagh
consiguió con ella el Premio Olivier. El estadounidense Fran Langella logró un
Premio Tony cuando la estrenó en Broadway. En España, fueron Héctor Alterio y
Ana Labordeta quienes en 2016 interpretaron en el escenario la historia de
Antohny, el anciano afectado por demencia senil –una enfermedad cada vez más
frecuente a medida que aumenta la esperanza de vida- y su hija Anne.
Con casi 80 años, Anthony vive solo en su apartamento
de Londres y, una tras otra, rechaza las cuidadoras que su hija Anne le propone.
Anne está muy angustiada porque su padre, que comienza a padecer demencia
senil, cada vez es menos autónomo, parece
perder progresivamente contacto con la realidad, y ella ha decidido irse a
vivir a París, con un hombre que ha conocido. A medida que la situación se
degrada, Anthony empieza a dudar de todo y de todos, incluso de sí mismo.
Película sobre el horror de vivir con una enfermedad
tan cruel como la demencia, sobre la confusión y la desorientación, sobre la
imposibilidad de que otros comprendan el laberinto en que se está convirtiendo la
memoria del enfermo: en ocasiones el padre cree que su hija es otra persona,
que su piso es un lugar diferente, que le visitan gentes que pueblan sus
recuerdos… El personaje se mueve en un territorio angustioso, pasa de la rabia
a la indignación, a la incoherencia y a la indiferencia cuando todo le parece
claro y llega a la conclusión de que inútil intentar que alguien comparta su
proceso, insoportable a medida que la situación se hace más grave. Tiene
incluso momentos de humor, como los hay en las situaciones más dramáticas.
“El padre” es una gran historia sin esperanza, un
drama íntimo, un recorrido por una
situación vital condenada a no mejorar, y un personaje envidiable para un gran actor que tiene ya
una cierta edad y recursos suficientes para hacer un recorrido por las
emociones, la ansiedad, la incertidumbre, el miedo incluso
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