El 16 de diciembre de 2020, la justicia estadounidense ha condenado a Beth y Paul Werking, un matrimonio que vive en la localidad de Glen Haven, cerca del lago Michigan, a pagar 75.000 dólares a su hijo David, en concepto de daños y perjuicios, por haber destruido su colección de revistas, vídeos y otros materiales pornográficos, según la información del Huffington Post.
La historia comienza en 2016 cuando David, de 40 años,
se separa de su mujer y vuelve a vivir a casa de sus padres. Poco después,
David decide cambiar otra vez de domicilio y trasladarse a Indiana. Cuando se
dispone a empaquetar sus cosas descubre que han desaparecido doce cajas de
películas pornográficas y una colección de revistas del mismo género.
Ante sus protestas, los padres confiesan: “Creíamos
hacerte un favor desembarazándote de todo aquello”, escribió Paul a su hijo en
un correo electrónico.
Pero David no perdona y presenta una denuncia contra
sus padres por haber tirado su colección
preferida. El periódico estadounidense cuenta que, en su defensa, el matrimonio
Werking alegó que destruyeron las películas y las revistas porque les pareció
que su contenido estaba “fuera de lugar en su casa” y además era ilegal. Según
explicaron al juez, el material destruido – que constaba de 1.605 vídeos
pornográficos en formatos DVD y VHS, así como medio centenar de accesorios
sexuales- incluía escenas pornográficas con menores y con animales, así como
escenas de esclavitud y agresiones sexuales. David negó estas acusaciones y un equipo del juzgado, que ha revisado el
material, no ha podido verificar las acusaciones de los padres, por lo que el
juez ha condenado a los Weking a indemnizar a su hijo.
Como dice el periodista del
Huffington Post, « Vista la suma que deben pagar para resarcirle debía
tratarse de una estupenda colección ».
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