(Deborah Young: The Hollywood Reporter )
Años 80. Reyhan, Nurhan y Havva son tres hermanas que viven con su padre en una remota aldea muy pobre de la Anatolia central. Una tras otra son enviadas a la ciudad a trabajar como criadas en familias adoptivas acomodadas con la esperanza de conseguirles una vida mejor, pero las cosas no suceden como su padre querría. Un tiempo después, las tres se ven obligadas a regresar por circunstancias imprevistas. Por primera vez en varios años, las tres hermanas vuelven a estar juntas en su aldea natal, donde se enfrentarán a nuevos entornos, relaciones y retos inesperados.
Drama
familiar turco sobre el patriarcado, la servidumbre y los sueños de emancipación,
tercer largometraje del realizador turco Emin Alper (“Detrás de la colina”,
Premio a la mejor primera película en la Berlinale de 2012) e interpretado por Cemre Ebuzziya, Ece Yüksel, Helin Kandemir, Kayhan Açikgöz, Müfit Kayacan, Kubilay Tunçer, “Un cuento de tres hermanas” (Kız Kardeşler) es un retrato realista de un pueblo
perdido entre las montañas de Anatolia, una fábula sobre la condición de unos
mujeres que, por situación, por educación y porque les ha tocado nacer en el
lugar equivocado, se encuentran en un círculo cerrado, no esconden sus ataques
de nervios y combaten la falta de
libertad gracias a una unión difícil, pero “profundamente conmovedora y
humana”. También una denuncia de una sociedad muy tradicional, donde las clases
sociales y sentimientos primitivos, como el rencor, tienen un peso importante
Proyectada en la Berlinale de 2019 y en el
Festival del Cine Mediterráneo de Bruselas, “Un cuento de tres hermanas” narra
las vicisitudes, a veces divertidas a veces trágicas, de tres hermanas,
cenicientas actuales, que lo que quieren es ir a vivir con su tía en Ankara pero, por decisión paterna, trabajan
sucesivamente como domésticas en la ciudad, en casa de un doctor Nekati, dueño
de una gasolinera, que no tiene nada que ver con el príncipe encantador y que
acaba rechazándolas por diferentes motivos.
El símbolo de su regreso es siempre un automóvil
que recorre una carretera entre montañas camino de la aldea en el fondo del
valle, conducido por el doctor y llevando en el asiento trasero a una de la
chicas con la bolsa de sus pertenencias. El reencuentro de las tres, con sus
momentos de felicidad en torno al fuego o en la pila de lavado en el exterior,
se ve bruscamente interrumpido por un acontecimiento dramático.
El realizador Alper no oculta haberse inspirado
en la célebre función “Las tres hermanas” de Antón Chejov; lo mismo que en la
obra del ruso, las tres hermanas oscilan entre la desilusión y la esperanza de
una vida mejor, las tres quieren marcharse del pueblo y escapar del padre que
organiza sus vidas; las tres, como en el mito de Sísifo, regresan al punto de
partida. Son tres mujeres inteligentes y voluntariosas que , a su manera, se
cuestionan temas trascendentales, como la religión, el amor, la fatalidad o el destino.
Atrapadas en la casa del padre, en el caso de la
mayor casada además con el tonto del pueblo para remediar el escándalo de
un embarazo, las tres hermanas discuten
acerca del tiempo que deben tardar en lavar sus sábanas “al mismo tiempo que
sus frustraciones” (Cineuropa)
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