El
compromiso de los cerca de 200 republicanos antifascistas españoles, anarquistas y socialistas en su
mayoría que, encuadrados en la 2ª
División Blindada del general Léclerc, en la unidad conocida como « la
Nueve », tuvieron una destacada participación en la liberación de París el
24 de agosto de 1944, era una etapa mientras esperaban que los países que se
decían democráticos derrocaran el régimen dictatorial y fascista de Franco.
Durante
mucho tiempo, los manuales de historia pretendieron que la liberación de París
comenzó el 25 de agosto de 1944 pero, tras la publicación del libro de Evelyn
Mesquida, “La Nueve: los españoles que liberaron París” (editado aquí en 2008
por Ediciones B), tuvieron que corregir su error: en efecto, fue el 24 de
agosto de 1944 cuando la 9ª compañía de 2ª DB Leclerc entró en París por la
Porte d’Italie…
La
2ª DB nació en Marruecos, un año antes, en la región de Skira-Ternara. La Nueve
fue una de las unidades blindadas del tercer batallón, conocida también como
“el batallón español”, porque 146 de sus hombres eran españoles, de nacimiento
o de origen. En la Nueve se hablaba español, las órdenes se daban en
español…Antimilitaristas, la mayoría anarquista de la Nueve, eran soldados
experimentados en la guerra civil española (1936-39) que bautizaron sus carros
con nombres de las batallas de esa guerra: Guadalajara, Brunete, Teruel, Ebro,
Guernica… y también Don Quijote o España cañí…El capitán Raymond Dronne (1),
que estaba al mando de la Nueve, se contagió del entusiasmo de los españoles y
escribió sobre su jeep: “Muerte a los gilipollas”.
El
23 de agosto, al alba, la 2ª DB se puso en marcha hacia París, con el
regimiento del Tchad a la cabeza, y la Nueve en primera línea. El 24 por la
mañana llovía. Los combates contra los cañones de los 20.000 alemanes que
todavía ocupaban París fueron apocalípticos. Dronne dirigió a sus hombres a la
Porte d’Italie. La Nueve llegó a la plaza del Ayuntamiento parisino hacia las 8
de la tarde. Cuando se extendió el rumor de que eran españoles los primeros
soldados que entraron en París acudieron muchos compatriotas a recibirles: en
la insurrección parisina, colaborando en la Resistencia, habían participado más de 4.000 españoles, una
gran parte de ellos evadidos de los campos de trabajo en que las autoridades
francesas encerraron a los “exiliados” que escapaban de la represión
franquista, o “liberados” de los campos de concentración del Sahara.
Una
columna de la Nueve se encargó de desalojar a los alemanes de la central
telefónica…El 25 por la mañana, un resistente español, Julio Hernández, izaba
la bandera roja, amarilla y morada en el consulado de España. También fueron
tres españoles – Antonio Gutiérrez, Antonio Navarro y Francisco
Sánchez-quienes, armados con granadas y metralletas, desmantelaron a las fuerzas de élite alemanas
que defendían el Hotel Meurice (cuartel general alemán entre septiembre de 1940 y agosto de 1944 y alojamiento del general
Dietrich von Choltitz, comandante de París bajo la ocupación alemana), y
desarmaron al general y a su estado mayor.
El 26 de agosto,
De Gaulle recibió a la Nueve con honores militares, y pidió que le escoltara hasta
la catedral de Notre-Dame. El capitán Amado Granell –natural de Borriana
(Castellón), caballero de la Legión de Honor y en posesión de la Cruz de Guerra , la Medalla de Francia Libre
y una Estrella escarlata y plata- abría la marcha seguido de todos aquellos
vehículos que exhibían orgullosos los nombres de las batallas españolas y
ondeaban banderas francesas y republicanas españolas. Tras unos años de
compromiso político junto a D. Juan de Borbón, Amado Granell regresó
clandestinamente a España en 1952. Murió en 1972, a los 71 años, en un
sospechoso accidente de carretera cerca de Sueca (Valencia), que nunca se ha
esclarecido.
Por increíble
que pueda parecer, solo un miembro de la Nueve, Luis Royo, recibió en 2004 un
homenaje oficial de la alcaldía de París y del gobierno español, con ocasión de
la colocación de una placa en el muelle Henri IV. En 2001, vigilados
estrechamente por la policía, un puñado de amigos de la República española,
acudieron ante la indiferencia general a las conmemoraciones de la liberación
de París. En 2014, con ocasión del 70 aniversario de ese acontecimiento, se
reivindicó a “los olvidados” de la Nueve.
(1)- En sus
“Memorias”, el capitán Dronne menciona una divertida anécdota: los
anticlericales españoles de la Nueve hicieron una colecta para comprar al párroco
de un pueblo de Normandía una estatua del Sagrado Corazón, porque la suya no
había sobrevivido a los combates. La estatua, comprada con el dinero de quienes
renegaban de los curas, permaneció en la iglesia hasta 1985.
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