“Este
es un cuento de gente imperfecta que toma my malas decisiones”
Regresa George Clooney en su
faceta de realizador ganador de dos Oscar (“Monuments Men”, “Buenas noches y
buena suerte”), con una comedia negra, adobada con unas gotas de suspense, cuyo
guión lleva la firma de los hermanos Joel y Ethan Coen (también habituales de
los Oscar (“Fargo”, “No es país para viejos”)
y está interpretada por dos “monstruos” del mejor cine estadounidense,
Matt Damon (“El indomable Will Hunting”, la trilogía de Ocean’s y la serie del
espia Bourne) y Julianne Moore (“Los chicos están bien”, “Siempre Alice” Oscar
a la mejor actriz, “Las vidas privadas de Pippa Lee”).
Suburbicón es una idílica
colonia de residentes de clase media alta estadounidense en los años cincuenta.
Un solar de la posguerra mundial (la Segunda) con chalets para familias que
viven el sueño americano y visitan a los vecinos con galletas recién horneadas.
Una parcela de paraíso donde las mujeres peinadas impecablemente llevan siempre
delantal encima de las faldas que coronan varias capas de “cancanes”, para no
mancharse, los niños montan en bicicleta y se balancean en columpios que
cuelgan de los árboles y, cuando cae el sol, los maridos aparcan en la puerta y
descienden del coche cansados de la jornada de trabajo, en mangas de camisa con
la chaqueta al brazo. Después, cenan todos juntos.
(Para la
nostalgia: La entrada en vigor de la G.I.Bill, una ley estadounidense que
facilitaba la financiación de estudios universitarios o formación profesional,
así como distintos tipos de créditos para acceder a una vivienda, a los
soldados que habían estado movilizados, se encuentra en el origen de la
construcción de esos barrios bucólicos que años más tarde se reproducirían
también en nuestras “colonias de adosados”. En « Little Boxes » (Cajitas), un lamento de la
década de 1960 sobre el conformismo, Pete Seeger (y en España Adolfo Celdrán),
se lamentaba de ese desierto donde todos los chicos trabajaban, se casaban y
educaban una familia, en cajitas que se parecían mucho a ataúdes. Casi un canto
fúnebre que “Suburbicon” versiona de nuevo).
La calma habitual del barrio se
altera con la llegada de una familia afroamericana que no es del gusto de todos
los habitantes y un robo de consecuencias mortales. Entonces, una de esas familias envidiables conoce el
lado más oscuro de la vida perfecta que creía haber conseguido, y recurre a los
sobornos, la venganza y la traición para seguir a flote.
Con una carga nada desdeñable
de artificialidad buscada, tan igual a los viejos anuncios de los comienzos de
la televisión, la sexta película del realizador George Clooney nos enseña la
cara oscura de un país de “blancos” que no quieren ver las intrigas que se
tejen en su ambiente; herencia de las antiguas películas de serie negra. Toda
una metáfora satírica sobre los “bienpensantes” y sus maquinaciones.
Seguramente, de haberla
dirigido los hermanos Coen el resultado habría sido muy diferente. La película cuenta
con toda la originalidad y el gancho de
sus historias más conocidas pero carece del temple, de la energía y sobre todo
el pesimismo que imprimen a sus obras. La intriga no convence del todo, como
tampoco el final, pese a la muy meritoria interpretación de Matt Damon en su
papel de padre de familia un poco tocado. Bien Julianne Moore en el doble papel
de dos hermanas gemelas.
« Suburbicon » es una comedia negra que se apoya en hechos tristemente
reales, en lo que se refiere a la segregación racial de la época, como ha
explicado el propio Clooney : « Investigando al preparar el rodaje,
descubrimos que los vecinos que contrarios a la llegada de una familia
afroamericana a una de estas colonias habían construido un muro en torno a su
casa y se manifestaban con banderas confederadas, quemaban cruces y firmaron
una petición para expulsarla. En la película hemos usado el texto exacto de esa
petición »
Más que el humor negro de la
historia, y más incluso que la interpretación de sus protagonistas-estrellas, que
ponen un intencionado toque de glamour a la sordidez del argumento, lo que
recordaremos de “Suburbicon” es su diseño, “la imaginería de tarjeta postal” vintage
en la ropa, los automóviles y el resto de accesorios (un pensamiento para la
excelente serie “Mad Men”) de una historia de “malos” que nos recuerda que “las
tonterías y la hipocresía que ya impregnaban la América de los 50 están más de
actualidad que nunca”(a-voir-a-lire.com) en esta del siglo XXI, dirigida por un
tipo que merecería no ser más que un “recortable de papel”.
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