Espléndida comedia dramática sobre
la amistad y la lealtad protagonizada por dos actores de los grandes –Ricardo
Darín y Javier Cámara- y dirigida por el catalán Cesc Gay (Una pistola en cada
mano, 2012, también una película redonda). En el reciente Festival
Internacional de San Sebastián 2015, el filme se llevó justamente el Feroz
Zinelmadía, reconocimiento que entrega la Asociación de Informadores
Cinematográfios de España) y los dos protagonistas, ex aequo, el merecido
Premio al Mejor Actor. “Una excelente comedia agridulce” (Julio Feo Zarandieta,
http://periodistas-es.com/63-festival-de-san-sebastian-truman-una-buena-comedia-del-catalan-cesc-gay-58297).
Una galería de brillantes
secundarios arropa a la pareja: Dolores Fonzi, Eduard Fernández, Elvira Mínguez
o Silvia Abascal y hasta al menos una veintena de actores que han pasado por el
set, dejando su impronta en pequeños cameos.
En Truman, dos amigos de la
infancia ahora ya en la madurez, Julián y Tomás, se reúnen después de muchos
años y pasan unos días inolvidables juntos, principalmente debido a que con
toda seguridad será la última vez que estén juntos. A Julián, un actor
argentino que representa en un escenario madrileño Las Amistades Peligrosas, le
han diagnosticado una metástasis del cáncer de pulmón que padece y acaba de
tomar la decisión de vivir sus últimos días sin más tratamiento que “todas las
drogas posibles”, que pueda recetarle el médico que le trata. Enterado de la
decisión de su mejor amigo, Tomás, ingeniero que trabaja en el campo de la
robótica en Canadá, donde vive desde hace muchos años, casado y padre de dos
niños, coge un avión para pasar con él cuatro días de unas improvisadas vacaciones,
a modo de despedida. Los dos amigos vivirán cuatro días de amistad, amor y
complicidad, acompañados prácticamente en todo momento por Truman, el perro
fiel y viejo del actor: saber qué pasará con Truman cuando él muera se ha
convertido en la mayor de las preocupaciones de Julián.
Los cuatro intensísimos días
incluyen una visita al médico, otra al veterinario, dos entrevistas con
posibles adoptantes del perro, varios desayunos y comidas en cafeterías y
restaurantes, un par de encuentros con la prima del actor -la única persona
cercana que sigue la evolución de su estado al día- y otro fortuito con su ex
mujer, además de un viaje de ida y vuelta a Amsterdam para felicitar al hijo
estudiante de Julián que cumple 22 años. Inmerso como está en el enorme
problema en que se ha convertido su vida, Julián es incapaz de apreciar el
grado de preocupación que despierta en su entorno.
Llena de situaciones fuertes y
emotivas, salpicada de momentos de ironía y humor negro nada despreciables,
elegante en su narrativa, ácida, tierna e intensa, Truman es una película que
querremos volver a ver porque querremos que alguien nos recuerde el viejo
axioma de que los amigos son lo mejor de la vida porque es casi lo primero, y
en definitiva lo único, que elegimos. Todo el resto llega condicionado por el
lugar y el momento…ya saben. Uno de los grandes méritos de Truman es que sin
explicar exactamente las características de esa amistad que nos llega hasta el
fondo, sin vueltas atrás en el tiempo que nos muestren el instante y las
circunstancias en que comenzó y creció hasta adquirir la intensidad que
presenciamos, sabemos con certeza que se trata de un afecto que ha atravesado
las décadas desafiando todos los elementos y ganándoles la partida. La amistad
de Julián y Tomás es sin fisuras.
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