El marido de mi hermana (título
original How to make love like an Englishman, Como hacer el amor como un
inglés) es una película tonta hasta decir basta. Una comedieta insulsa y
previsible, género romántico, pero también aberrante, “obtusa y un fracaso a
todos los niveles” (The Guardian), acerca de un tipo maduro -para el que los
años no han pasado en balde y la ingeniería genética ha dejado una cara que
gesticula con dificultad- que empieza la historia enamorado de una chica y la termina
viviendo con su hermana.
Dirigida por Tom Vaughan (Algo pasa
en Las Vegas, Un chico listo) e interpretada por Pierce Brosnan (GoldenEye,
Muere Otro Día, El Secreto de Tomas Crown), también productor que debería
escarmentar, Jessica Alba (Los Cuatro fantásticos, Sin City, Historias de San
Valentín) , Salma Hayek (Frida, Traffic, Desperado,) , Malcolm McDowell (La
Naranja Mecánica, The Artist) y Ben McKenzie ( 88 Minutos), habla de
Richard Haign, un brillante profesor de Cambridge que enseña poesía romántica
del siglo XVIII y auténtico seductor de alumnas hermosas. Kate, la joven
estudiante americana que conoció en una de sus clases, va a tener un hijo suyo.
La pareja decide instalarse en
California para educar allí a su hijo. Años más tarde, con el niño en
preescolar y cuando Kate le ha dejado y tiene un amante, Richard conoce a
Olivia, novelista brillante que resulta ser la hermana de su exmujer y que
además es mexicana, lo que queda explicado convenientemente cuando nos cuentan
que el padre de ambas era bígamo.. En fin, un lío que ya tenemos muy visto, más
propio de una sitcom televisiva que de dos horas de largometraje.
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