jueves, 19 de agosto de 2021

Sam Chitsama, el músico que insulta a tus enemigos en WhatsApp


Sam Chitsama es un teclista y bailarín mozambiqueño de 33 años que vive en Sudáfrica y que, por un precio razonable, se presta a  vengar a todos los “ofendidos”.  Chitsama está dispuesto a cantar en WhatsApp amenazando e insultando a vuestros enemigos, y también como venganza en casos de infidelidad conyugal, rencilla familiar o cualquier otro tipo de actuación que consideremos que merece un “castigo”, según la información publicada en el digital Rest of World, especializado en nuevas tecnologías.

 

Sam Chitsama se ha convertido en una celebridad como cantante “que se alquila” entre la  numerosa diáspora mozambiqueña que vive en Sudáfrica, y que al día de hoy se acerca al medio millón de personas.  Chitsama canta fundamentalmente en udau, una lengua local del oeste de Mozambique y el este de Zumbabue, salpicada con frases en portugués y en Zulu, lengua perteneciente al grupo de las bantúes que cuenta con mucho hablantes en el Africa austral, y sus creaciones son canciones de amor u homenajes a los buenos empresarios y a quienes practican la caridad.

Pero últimamente ha descubierto que puede ganarse bien la vida con las que llama “canciones de chsimes”: “Si me pagas puedo cantar en WhatsApp tus problemas familiares y convertirlos en públicos”, ha declarado a la publicación.

En las comunidades de migrantes –escriben Nyasha Bhobo y Kudakwashe Magezi, autoras  del reportaje- , muchas de las cuales se encuentran en las ciudades mineras auríferas de Sping y Welkom, además de en Soweto, la mayor aglomeración de Sudáfrica, las « canciones de chismes » son un buen negocio. Los clientes pagan a músicos como Chitsama hasta 40 dólares para que grabe y difunda por WhatsApp los casos de esposas repudiadas por avergonzar públicamente a las amantes de sus marido, los nombres de los ladrones de ganado, o el de un hermano que se ha quedado con toda la herencia familiar.

Chitsama tiene una segunda fuente de ingresos, esta vez a partir de 60 dólares, por « relanzar » las historias cada tres meses, y si es posible añadiéndoles detalles. Según la publicación, Chitsama cuenta con « hordas de fans en Sudáfrica y en Mozambique » y su repertorio no se limita a los aspectos más desagradables de la existencia: también puede cantar felicitaciones o enhorabuenas”. .

Los cantantes como Chitsama, que se cuentan por decenas, ofrecen “más que una simple diversión. Ofrecen, a las partes en litigio, una manera nueva de manijfestar su enfando o su rabio, e incluso de obtener justicia en algunos procedimientos civiles”: “Tu pagas y cantando  tus chismes yo transformo tus emociones en canciones y en ritmos que se pueden bailar”.

En 2005, Chitsama, como otros miles de jóvenes mozambiqueños antes y después de él, dejó su casa en la provincia de Manica, en el oeste de Mozambique, para trasladarse a Polokwane, en el norte de Sudáfrica, huyendo de las consecuencias sociales y económicas de una guerra civil que duró 15 años y dejó más de un millón de muertos. Se sentían atraídos por los migrantes que regresaban todas las Navidades alardeando de las ganancias conseguidas en las minas de oro abandonadas de Sudáfrica. Pero en la última década la economía africana pasa por dificultades, uno de cada tres empleados ha perdido su trabajo y los puestos que quedan libres son de trabajos precarios muy mal pagados.

Por eso, Chitsama ha decidido copiar a otros compatriotas músicos que antes que él intentaron ganarse la vida en esta pintoresca profesión de “cantante de chismes”.  La mayor parte de sus clientes son migrantes mozambiqueños que han hecho fortuna. El primero de sus clientes en 2018 fue “un magnate del oro de la diáspora » quien le encargó cantar el nombre de un jardinero cuya mujer había sido “amante del magnate” en Mozambique.

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